De Iribar, a lo otro...
Tenía 12 años cuando vi a José Ángel Iribar por primera vez. Aún recuerdo una parada del Chopo en el gol sur del Camp Nou. Voló de un poste al otro para sacar a córner un balón que se iba a colar por la escuadra derecha. Me enamoré del Athletic, de Iribar y de su indumentaria negra y sus medias a listas horizontales rojas y blancas.
Cada año cuando el Bilbao venía al Camp Nou me daba la sensación de ver un partido especial. Todo aquel idilio se disipó un poco cuando Ángel María Villar agredió a Johan en San Mamés. La impotencia del defensor ante el genio holandés le llevó a perder los nervios. Cuando Villar abandonó el terreno de juego antes de que el arbitro le expulsara, el público le ovacionó. Creo que allí todo cambió.
Con los años llegarían dos nuevos episodios, estos mucho más graves. Las entradas de Andoni Goikoetxea a Diego Maradona y a Bernd Schuster. Se ha hablado mucho de este tema, pero las dos acciones, revisadas una a una, son inaceptables.
También lo es para mí el tratamiento de héroe que se le da al defensor en la vida futbolística vasca a día de hoy.
Hay que referirse también a la triste final de Copa del Rey de 1984. La batalla campal del Bernabéu. Sin buscar culpables, sí señalar que ya en aquel momento, los jugadores vascos vieron en la dureza una forma con la que dialogar con el Barça de las estrellas. No lo hacían con el Madrid o el Atlético. Pero con el Barça cada partido era lo mismo. Las imágenes de la final, las entradas al Pelusa, el obcecamiento de los defensores al entrar una y otra vez a los azulgranas pone los pelos de puta. La tangana fue una vergüenza histórica y una lacra para Javier Clemente, que calentó el partido al máximo. “Aquello acabó como empezó. Había tanta tensión en el ambiente que no podía acabar de otra manera”, recuerda
Patxi Salinas.
Hace unas pocas semanas vi un documental sobre Pep Guardiola. La escena era escalofriante. Pep empuja a un defensor del Athletic para bloquearle en lo que supongo es un contrataque. El defensor, sin balón en juego, le atiza un plantillazo en el muslo a Pep sin mediar palabra. Bufff.
Hay más momentos. Supercopa del Rey de 2015. 4-0 en San Mames. Un golazo de San José desde medio campo y otros tres de Aritz Aduriz. Seis tarjetas amarillas a los vascos. A la vuelta un 1-1. Cuatro tarjetas amarillas.
El día del golazo de Aduriz en la Liga. 16 de agosto de 2019. Una chilena descomunal nada más salir al terreno de juego. Minuto 89. Esta vez sólo una tarjeta amarilla. Supercopa de España 2021. Ninguna tarjeta al Athletic. Messi, expulsado al intentar zafarse de los agarrones en el cuello de un león recién salido al terreno de juego.
Existe en el subconsciente barcelonista la sensación de que el Athletic juega contra el Barça de una forma que no hace con otros rivales. No es ni mucho menos una percepción personal, en gran parte del colectivo barcelonista se piensa de esta forma.
Confío en que en la final de mañana no se repitan episodios negativos. Pero el Athletic ha minado la moral al Barça. El propio Alba, en su conversación en Valdebebas con Piqué pone en duda que ganarán al Athletic. “No sé, no sé,” dice el defensor sin saber que le están grabando.
No sé, no sé, es mi vaticinio para la final. El Barça es el favorito, pero los leones rugirán desde el primer momento. Los mocetones quieren ganar, lógicamente. En la final contra la Real Sociedad no mordieron. Espero y deseo que mañana se comporten,y se juegue al futbol sin tacos de aluminio. El Barça ha ganado 30 copas. Es el rey de copas. Y ha ganado sus tres últimas finales con el Athletic (2015, 2012 y 2009). Esperemos que mañana se imponga el fútbol y que gane el mejor. Y un consejo al árbitro: tarjeta amarilla a la primera entrada de cualquier jugador, aunque sea en el minuto 1
HEl Athletic juega contra el Barça con una intensidad mayor que contra otros adversarios