Mundo Deportivo (Barcelona)

EL REGRESO DE ALGUERSUAR­I

- Fabio Marchi FOTOS: PRENSA J.A/ J.C. MORANT/TORO ROSSO

Sufrir un desengaño no debe impedir que vuelvas a enamorarte. Hace falta tiempo y entender la importanci­a de quererse a uno mismo para querer a los demás. De eso va la historia de Jaime Alguersuar­i (31 años), que en 2009 se convirtió en el piloto más joven en debutar en la F1. En 2011, con Toro Rosso, acabó por delante de su compañero entrando en los puntos en 7 ocasiones. Nadie podía imaginar que al final de aquel año sería despedido. Poco antes, Lotus le había ofrecido un muy buen contrato. Pero, como bien dice a MD, de haberlo aceptado habría seguido en la F1 pero no habría logrado algo mucho más importante: un cambio necesario. Decidió rechazar aquella firma para seguir en el paraguas de Red Bull, pero el 16 de diciembre le sorprendía­n con una llamada. No seguían contando con él.

Empezó a renegar de la F1, a criticar su política, reiterando que aquello no era un deporte. Sentía rabia por aquella injusticia. Probó suerte en otras competicio­nes, pero en 2015 anunció su retirada tras un desvanecim­iento. La vida le daba un claro aviso: tenía que parar y empezar desde cero. Y ahora, 6 años más tarde, Alguersuar­i es otra persona. Por ello, no duda en afirmar a MD que “lo mejor que me ha pasado en la vida ha sido que me hicieran esa putada”. “En la F1 vives una vida que no es normal. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y eso me ha ayudado muchísimo a ser más persona, más maduro”, comenta un Jaime que ahora sí está orgulloso

nde la persona que es.

“Ahora veo al Jaime de las F1 y digo: “¡Hostia!”. Veo entrevista­s que hacía y veo un chico con rabia, con odio contenido. Al final, no estás preparado. ¡Es que es imposible!”. Aquello era el fruto de haber crecido en un programa de jóvenes talentos de Red Bull al que le está eternament­e agradecido, pero que le hizo ser alguien con el que no se sentía a gusto. “En la F1 vivíamos en un entorno de decir: ‘¿Será suficiente?’. Sabíamos las limitacion­es de nuestro coche, pero no salíamos a la carrera a divertirno­s. Es curioso. Recuerdo que correr con un F1 de esa época era increíble. Y, sin embargo, estábamos sufriendo tanto mi compañero como yo en cada momento porque sabíamos que aunque ganáramos a campeones del mundo, nunca era suficiente”, apunta. Le habían llenado la cabeza de ira.

“En Red Bull vivíamos así. Con Brendon Hartley recuerdo que no me quería ver ni en pintura en la F3. Tengo tantos recuerdos de mal rollo y cosas malas porque era lo que nos imponían desde arriba, nos criaron de esta manera. Lo he llevado siempre incorporad­o: o la victoria, o nada. Y por eso el cómo me desentendí del mundo del motor y que me quisiera descolgar de Jaime Alguersuar­i”, añade. Borró todas sus redes sociales. Huyó de su pasado: “Le decía un adiós en mayúsculas”. Y en todo este tiempo se reencontró, en gran parte, gracias a la música, como DJ Squire, y gracias a aprender a lanzarse a la piscina.

En una jaula de leones

Ahora, Jaime ha decidido regresar al momento de su carrera en el que sí se divertía, al karting. Tras unas tandas en casa de Sete Gibernau volvió a sonreír al volante y se dio cuenta de que seguía siendo rapidísimo. Decidió meterse así en un anfiteatro lleno de leones para pelear en el Campeonato de España de Karting, el Europeo y el Mundial KZ, contra chavales que van a cuchillo. Su único objetivo es divertirse, y después ver qué opciones pueden aparecer: “Si mañana me surge la opción de hacer un test para la IndyCar o hacer Le Mans, lo estudiaría. No cierro la puerta a nada”. Vuelve allá dónde empezó todo, “de dónde segurament­e no hubiera querido irme nunca, el lugar más puro del automovili­smo”. Pero lo hace como otro Jaime. Quedó claro en su debut hace unas semanas en el Campeonato de España (CEK).

Fue el más rápido del fin de semana, pero corriendo con dos costillas fisuradas, con mucho dolor, perdió el sábado ante el joven Brad Benavides. El viejo Jaime se hubiera enfadado. El nuevo reaccionó así: “Brad vino tras la carrera para decirme que era un placer correr contra mí. Me emocionó. Yo quería que fuera su día, me alegré por él. Y a mi novia le dije: ‘Estoy contento que me haya sentado así’. Es como el ejemplo de Carlos Sainz. Yo a Carlos le digo: ‘tío, no me ha pasado nunca que me alegrara por alguien al que le vayan bien las cosas”. Posiblemen­te, de la actual parrilla de la F1, sólo alguien como Alonso aceptaría el reto de meterse entre los mejores kartistas con más que perder que ganar. Jaime lo hace por y para sonreír. Da igual lo que digan, cómo le vaya. Quiere ganar y si no lo hace, “no es un drama”. Se ha vuelto a enamorar. Es lo que importa

LAS FRASES Jaime Alguersuar­i “Ahora veo al Jaime de la F1 y veo a un chico con rabia, con odio contenido. Vivíamos así: o la victoria, o nada. No disfrutába­mos”

“Lo mejor que me ha pasado fue que no contaran conmigo en la F1. Me ayudó a ser más persona”

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Jaime vuelve a competir en los karts con CRG. Su único objetivo es el de disfrutar y probar su nivel
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