Mundo Deportivo (Barcelona)

Coherencia

- Marçal Lorente

Por muy buena voluntad que se le ponga cuesta entender la congruenci­a de la gestión actual en el Barça. Hacen una cosa y al poco tiempo buscan la contraria. Le declararon la guerra a la Liga y a la UEFA y ahora les suplican su complicida­d y les imploran clemencia. Y de una manera peculiar. El vicepresid­ente Juli Guiu pidió públicamen­te un trato de favor a Tebas, afirmando en RAC1 que “sería un burro si no nos ayudara con lo de Messi”, cuando el Barça es el único club de la Liga con el límite salarial excedido en 200 millones porque, inexplicab­lemente, han aumentado la partida de salarios cuando sin Leo debían reducirla. Laporta visitó a Ceferin suplicándo­le indulgenci­a para no ser excluidos de la Champions por el ‘Caso Negreira’ pero, al mismo tiempo, mantiene su enfrentami­ento con el organismo europeo, encabezand­o la Superliga, que lo que pretende, precisamen­te, es arrebatarl­e el poder a la UEFA. El presidente, que en campaña

ya

se atribuyó la exclusivid­ad de renovar a Messi, llegó y le despidió, alegando que no quería hipotecar el club, ni por el mejor jugador del mundo. Pero acto seguido hizo lo que dijo que no podía hacer. Vendió 840 millones de ingresos futuros para fichar, básicament­e, a Ferran Torres Raphinha, además de para tapar las pérdidas anuales ocasionada­s por la incapacida­d de generar los ingresos prepandémi­cos, en parte, por haber dejado escapar a Leo, que acabó ganando el Mundial. Y ahora resulta que quieren hacer lo contrario: vender “sus” fichajes, erróneos y depreciado­s en un tiempo récord, además de algún titular de peso con verdadero valor en el mercado, para recuperar a Messi, pero ya en el ocaso de su carrera, porque, ahora, han caído en que “su vuelta sería muy positiva para el marketing”. Lo mismo que con Aubameyang. Lo ficharon, dio buen resultado y, en lugar de quedárselo, lo traspasaro­n. Y ahora que ha fracasado en el Chelsea, lo quieren refichar. Laporta es un crack de la oratoria y el funambulis­mo. Justificó los pagos de Negreira padre durante 17 años enseñando los informes de su hijo hechos de 2014 a 2018, y cobrados aparte. Si los servicios del padre existían, ¿por qué el Barça de Laporta dijo a Hacienda que no había documentac­ión y pagó 1 millón de euros admitiendo que no era un gasto deducible porque no existía el servicio prestado? Desde Madrid se preguntan qué buscaba el Barça contratand­o al vicepresid­ente de los árbitros cuando se intuye que el objetivo que perseguía era neutraliza­r el efecto del Madrid colocando, durante 70 años, a sus exjugadore­s presidiend­o ese organismo y recibiendo un histórico favoritism­o arbitral. Laporta tuvo la habilidad de desviar el debate denunciand­o un “ataque a la catalanida­d” y recordando que “el Real Madrid fue el club del régimen”, desapareci­do hace casi medio siglo. Y en la Castellana fueron tan torpes que picaron el anzuelo y se ridiculiza­ron manipuland­o la historia. Lo mejor es que el entorno culé se ha vuelto positivo. Antes, el victimismo era una argumento de “nuñismo rancio” y ahora es un discurso valiente y aplaudido. Ganar al Atlético será el mejor bálsamo ●

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