Atajar la barbarie de raíz
El racismo es condenable en todas partes y en cualquier circunstancia. La dignidad de la persona es garantizada y defendida en todas las constituciones democráticas. En el caso del fútbol hay que atajar cualquier brote de racismo. Un deporte sin un mínimo de civismo cae en el barbarismo. No es tolerable que Vinicius sea insultado con gritos racistas por un grupo de aficionados en Mestalla. El Valencia, la Liga y la Fiscalía tendrán que actuar con lo que establece la ley. Las condenas han llegado desde el presidente de Brasil, Lula da Silva, hasta Mbapée pasando por colegas e instituciones varias. El Madrid ha presentado una denuncia a la Fiscalía. Luis Rubiales ha declarado que el fútbol español tiene un problema de racismo y Xavi Hernández ha dicho que en España no es racista pero ha habido casos de racismo pero que “es el momento de parar esto”. Eto’o fue una víctima del racismo en varios campos españoles. Los hermanos Williams del Athletic ha sido insultados. Tebas ha intercambiado tuits con el mismo Vinicius. Jugaron 12 futbolistas negros el domingo en Mestalla. El escándalo se desató cuando Vinicius se dirigió al público señalando al autor de gritos racistas contra él. La tángana es conocida. El jugador brasileño fue expulsado después de haber agredido a Hugo Duro mientras gesticulaba que el Valencia bajara a segunda. El condenar radicalmente el racismo es compatible con la crítica al comportamiento de Vinicius despreciando a colegas y equipos que no tienen su talento ni la categoría del Madrid. Jugaban 12 futbolistas negros en Valencia. El escándalo se centró en Vinicius. Y no se debe solo a cuestiones racistas ni de odio. En todo caso, hay que adoptar medidas muy severas para detener la barbarie ●