Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Fortín olímpico
“Como cualquier país, Brasil no es invulnerable a un ataque terrorista”, reconoció este lunes el ministro de defensa del país sudamericano, Raúl Jungmann, a menos de dos semanas de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Aunque las autoridades afirman no estar preocupadas por el tema, garantizar la seguridad de las cerca de 200.000 personas que formarán la familia olímpica durante los Juegos se ha convertido en uno de los principales objetivos de la organización, especialmente tras el atentado que el pasado 14 de julio segó la vida a 85 personas en Niza.
Pese a la proliferación de atentados jihadistas en numerosas ciudades del mundo en los últimos meses –el último de ellos ayer mismo en Saint-Etienne-du-Rouvray (Francia), donde el párroco de la iglesia murió degollado–, el Comité Olímpico Internacional (COI) y las autoridades brasileñas no creen que el riesgo de que Río de Janeiro sufra un ataque de estas características sea más alto que en otras grandes urbes.
Pocos días después del atentado de Niza, el director ejecutivo del COI, Christophe Dubi, quien hace dos meses que está en Río, quiso tranquilizar a la opinión pública al asegurar que los Juegos estarán “a salvo” de acciones terroristas y serán “seguros”. El propio ministro defensa brasileño también descartó la posibilidad de un atentado. “Ninguno de los servicios de inteligencia del mundo registraron ninguna amenaza consistente o real para los Juegos”, dijo Jungmann tras la detención de un grupo que presuntamente preparaba acciones terroristas. Detención a la que podría seguir otra en los próximos días, pues la policía confirmó que se está investigando la actividad de otro grupo de simpatizantes jihadistas.
80.000 policías y militares
Ello no implica que Río de Janeiro y Brasil en general no hayan reforzado las medidas de seguridad de cara a los Juegos y más si el gigante sudamericano tiene 17.000 km de fronteras con diez países, lo que en principio le hace más vulnerable que otros. “Cruzar la frontera es una cosa, pero infiltrarse con éxito los Juegos es otra muy distinta”, aseguró Jungmann.
Por este motivo y por la confirmada presencia de 45 jefes de esta- do y de gobierno en los Juegos, Río de Janeiro es, desde el pasado fin de semana, un auténtico fortín con la presencia de 30.000 soldados las Fuerzas Armadas (entre 8.000 y 10.000 de incógnito), que han desplegado en los puntos clave de la ciudad y sus alrededores a 12 navíos, más de 1.600 vehículos, 70 coches blindados, 28 helicópteros, cerca de 50 embarcaciones de pequeño o mediano porte y 174 motocicletas. A ellos hay que añadir unos 50.000 efectivos más de las policías civiles.
Según los medios locales, para garantizar la seguridad de los Juegos se han previsto también otras medidas, como bloquear algunas vías de acceso y suspender la señal de telefonía móvil en algunos momentos