Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Terapia ante el peor de los fantasmas
Inicia el reto de reencontrarse a sí mismo con un partido discreto ante el Barça
Terapia de choque. Ander Iturraspe inició ayer su particular desafío de reencontrarse a sí mismo ante el peor de los fantasmas. El todopoderoso Barça. Su papel en el encuentro fue un tanto discreto al inicio y al final, pero en medio dejó algún tímido destello del futbolista que llegó a ser. Hay que tener en cuenta que era su primer partido del curso y al rival que tenía en frente. Está claro que aún le queda mucho camino, pero no fue un mal primer paso.
Todos los focos estaban puestos sobre el mediocentro de Abadiño. Después de una temporada para olvidar, la peor desde su explosión en la élite de la mano de Marcelo Bielsa, Ernesto Valverde decidió recurrir en El Molinón al debutante Mikel Vesga en lugar de a él para relevar a San José. “Ha sido uno de los centrocampistas más destacados de la pretemporada”, argumentó el míster. Un toque de atención que, de paso, sembró la duda sobre quién sería el elegido para acompañar a Beñat en el doble pivote ante el Barça dada la baja del de Villava por lumbalgia.
Txingurri, obedeciendo a la lógica, apostó por la experiencia de Iturraspe en lugar del canterano. Demasiado ‘toro’ para un recién llegado. La papeleta tampoco era nada sencilla para el de Abadiño. Estaba obligado a responder. Y esa presión se notó en los primeros compases del encuentro. Adoptó un papel discreto. Guardando su sitio, vigilando por su zona de acción a Denis Suárez, pero sin ofrecerse demasiado.
Poco a poco, a medida que iba ganando seguridad, se fue soltando. A los diez minutos, realizó una buena apertura a la derecha para Williams, cuyo centro atrapó Ter Stegen. Poco después volvió a buscarle con un pase de primeras, pero la arrancada de la ‘pantera’ la cortó un defensa. También lanzó en largo hacia Aduriz sin éxito. Pero, poco a poco, iba adquiriendo cierto peso en el juego. El tanto de Rakitic no le amilanó. Cada vez se fue ofreciendo más, mandando más. Y en la recta final del primer tiempo, en los mejores minutos del equipo, hizo de la colocación su mejor virtud para recuperar balones y mantener la posesión.
En la reanudación, trató de dar continuidad a ese juego. Pero su papel se fue diluyendo hasta volver a un segundo plano. La falta de ritmo competitivo fue haciendo mella. Se llevó una amarilla por falta sobre Busquets. A la hora de partido, se durmió con el balón y Messi le robó la tostada. Un minuto más tarde, le relevó Vesga para debutar en San Mamés