Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

LOPETEGUI DÍA 1

El nuevo selecciona­dor se estrenó mostrando que quiere que todo vaya en función del balón y su máxima exigencia con todos

- Manuel Bruña Madrid

Ayer era el día de Lopetegui. Bueno, lo fue el domingo porque cumplió 50 años, pero eso de por fin ponerse al mando de la selección segurament­e para cualquier entrenador es una especie de sueño cumplido. Al menos así lo vive el técnico vasco que madrugó para ir a la Ciudad del Fútbol donde llegó a primera hora de la mañana y casi sin haber dormido, como confesó él mismo poco después. “Es el primer día de la clase, estamos contentos e ilusionado­s, con la lógica emoción y con mariposas en el estómago. Tenemos muchas ganas e ilusión para empezar a trabajar”, dijo un Lopetegui que “vestido de romano”, como dijo para referirse al chándal que lucía, tomó el mando de una selección a la que quiere volver a llevar a lo más alto.

El vasco recibió a todos los jugadores, un total de 24, en el hotel de concentrac­ión y esperó a que estuvieran todos presentes para tener la primera toma de contacto oficial. Ahí, les explicó lo que quiere, lo que espera de ellos y cómo va a funcionar esta selección que quiere moldear a su gusto respetando, eso sí, la herencia de Luis Aragonés y Del Bosque. El vasco es muy claro cuando le preguntan cómo va a jugar la selección y no se cansa de repetirlo. “En el fútbol el estilo lo marca el tipo de jugador que tienes. Los que tenemos en esta lista y otros que se han quedado fuera, nos marcan crecer en torno a la pelota, siendo capaces de competir a otros niveles cuando haya que hacerlo y estando preparados en todos los aspectos para intentar atacar mejor teniendo alternativ­as para cada partido”, sentenció un Lopetegui que hizo buenas sus palabras en el entrenamie­nto.

El vasco salió el primero al césped, con gafas de sol, no pisó la línea de banda, tocó la hierba y se santiguó, vamos como un futbolista. Detrás de él, todo su cuerpo técnico y después, los internacio­nales. Charla de dos minutos y a trabajar. Mientras los jugadores corrían al mando de Óscar Caro, preparador físico, Lopetegui tocaba el balón con Ochotorena, Pablo Sanz y Antolín Gonzalo, sus ayudantes. Único momento de tranquilid­ad, porque en cuanto el balón comenzó a aparecer en los ejercicios, en todos ellos por cierto, Julen se puso las pilas. Estuvo muy encima de todos los ejercicios de sus jugadores e incluso paró alguno de ellos para corregirlo­s. Pide intensidad a jugadores y técnicos, pero siempre en torno al balón. Así hasta el final, cuando cogió su libreta del banquillo y se fue vitoreado por la grada

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