Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
CONTRA LAS CUERDAS
La derrota en el Luminus Arena obliga a una reacción histórica para seguir adelante en Europa Las tres veces que han superado una liguilla, los leones sumaban al menos seis puntos a estas alturas de torneo
El Athletic se ha quedado sin margen de maniobra en la Europa League. La derrota encajada el pasado jueves en el Luminus Arena (2-0) le obliga a protagonizar una reacción sin precedentes en su historia para superar la fase de grupos del torneo continental. No hay más que echar un vistazo a las estadísticas. Las tres veces que el conjunto bilbaíno ha superado una liguilla europea sumaba un mínimo de seis puntos -el doble que ahora- al cierre de la tercera jornada. Cuando ha empezado mal, en cambio, ha quedado apeado incluso antes de llegar al último partido.
Los rojiblancos, con solo tres puntos sobre nueve en su casillero, están contra las cuerdas. El único consuelo es que la cosa podía ser peor. Y es que el empate cosechado entre el Rapid y el Sassuolo (1-1) les permite depender de sí mismos para acceder a las eliminatorias del segundo torneo continental más importante. Para lograrlo, eso sí, necesitarán ganar los dos compromisos que les quedan en San Mamés, ante el Genk y el Sassuolo, y muy probablemente puntuar ante el Rapid en Viena.
Nadie se esperaba este panorama al inicio de curso. Conviene recordar que los propios jugadores rojiblancos se habían marcado como objetivo llegar lejos en esta competición. Se ha hablado incluso de la final. No en vano, la pasada campaña se quedaron muy cerca. Pero esa ambición promulgada en sus declaraciones no se ha visto reflejada sobre el terreno de juego. La desconexión absoluta en un encuentro puede quedar en una anécdota, como sucedió el año pasado ante el AZ en Alkmaar (2-1). Pero dos desastres como los padecidos ahora en Italia (3-0) y Bélgica (2-0) suponen un lastre demasiado pesado cuando se trata de torneos tan cortos.
Después de la victoria sobre el Rapid (1-0), aunque ajustada, la goleada encajada ante el Sassuolo podía entenderse como un accidente puntual. Un toque de atención. Así lo recordaba Balenziaga un día antes de poner rumbo a Bélgica: “Tuvimos minutos que hacía mucho tiempo que no teníamos. Sabemos que si no damos lo que tenemos y no salimos con la intensidad que debemos, cualquiera nos puede ganar. Esperemos que no vuelva a pasar en mucho tiempo”. Pero sucedió de nuevo ante el Genk. Y en vez del esperado golpe de autoridad para recolocarse en el grupo se quedaron en el farolillo rojo, a un punto del segundo clasificado y tres del líder.
El valor de empezar bien
El escenario se presenta altamente complicado a partir de ahora. No hay precedentes en la historia rojiblanca de una reacción como la que necesita el equipo de Valverde para seguir adelante en el torneo continental. Las tres veces que los leones han superado una liguilla, llevaban al menos seis puntos a estas alturas. Es el caso de la pasada edición, cuando encarrilaron el pase con las victorias sobre Augsburg (3-1) y Partizan (0-2), pese a caer en Alkmaar (2-1), en el ecuador de la fase de grupos. Acabaron primeros, con trece puntos. En la 2011-12, el equipo de Bielsa se plantó en la tercera jornada con siete, gracias a sus triunfos sobre Slovan Bratislava (1-2) y PSG (2-0) y el empate ante el Salzburgo (2-2). También terminaron líderes (trece puntos). Y en la 200910, los de Caparrós ganaron a Austria de Viena (3-0) y Nacional (2-1) y perdieron ante el Werder Bremen (3-1). Pasaron como segundos, con diez puntos.
En las otras tres liguillas que ha disputado el Athletic en su historia, no pasó el corte debido a su mal inicio. Dos fueron en Champions. En la 1998-99, el conjunto dirigido entonces por Luis Fernández solo sumó dos puntos de los primeros nueve en juego, fruto de sus empates ante Rosenborg (1-1) y Juventus (0-0) y la derrota a manos del Galatasaray (2-1). Y en la 2014-15, el botín fue de un solo punto, tras firmar tablas con el Shakhtar Donetsk (0-0) y caer frente a BATE (2-1) y Porto (2-1). El único KO en la fase de grupos de la Europa League tuvo lugar en la 2012-13, cuando los de Bielsa solo sumaron un punto en las tres primeras jornadas, debido al empate ante el Hapoel Kiryat Shmona (1-1) y las derrotas contra Sparta Praha (3-1) y Olympique de Lyon (2-1)