Reviven una situación muy similar a la sufrida ante el Anderlecht

Lo sucedido este jueves en Bélgica supuso una especie de deja-vu. No hay que mirar muy atrás en el tiempo para darse cuenta de que alguna situaciones se repiten en la historia, de que algunas cosas nos resultan familiares, como ya vividas. Tanto desastre ante el Genk seguro que a más de uno le hizo recordar lo sucedido el 25 de febrero de 2010, cuando Joaquín Caparrós llevaba las riendas del equipo bilbaíno. La noche no pudo ser más aciaga. El fuego fue devastador y el encuentro ante el Anderlecht se saldó con un durísimo 4-0 que certificó la eliminación de la Europa League en los dieciseisavos de final.

Aquel día todo estuvo muy torcido. Los rojiblancos cayeron en un encuentro en el que la fatalidad -también el buen juego de los belgasles sacudió desde el primer momento. Y es que no se habían cumplido ni cuatro minutos cuando Lukaku le amargó la noche al Athletic con un disparo que supuso el 1-0. A pesar de los esfuerzos por salir de la situación estaba clara que el día iba a ser muy aciago.

Cuando no se había cumplido ni la media hora de juego, se avivó la sensación de que no había nada que hacer, que la situación estaba enrevesada. Y es que Lukaku envió un balón desde la derecha al áea pequeña rojiblanca para que San José metiera el pie y se la colara en su propia meta. El envío no tenía demasiado veneno, pero el navarro estuvo desafortunado.

En la segunda mitad el resultado se amplió. Por si fuera poco, el tercer gol del Anderlecht fue como consecuencia de una falta de entendimiento entre el portero y la defensa dentro del área pequeña. Entre uno y otro, la casa sin barrer en una jugada que era evitable.

Y Muniain, lesionado

Como estaba visto que tenía que ser una noche horrible, llegó la lesión de Muniain, que fue objeto de una clara falta. Cuando no se había cumplido la hora de juego tuvo que abandonar el rectángulo de juego. Era un poema ver a Josean Lekue con el navarro en el banquillo intentando consolar al navarro, que parecía derramar lágrimas de impotencia.

Fue el colofón a una jornada negra, nada que ver con el 1-7 logrado ante el Standard de Lieja

FOTO: EL CORREO De llorar Los rojiblancos acabaron abatidos tras encajar un 4-0