Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Las dos caras de la misma moneda
Cómo cambian las cosas en el mundo del fútbol de la noche a la mañana. Increíble, pero cierto. Ni el Athletic es ajeno a esta dinámica en la que el resultado prima por encima de todo.
A última hora del pasado domingo en el Bilbao rojiblanco todo eran loas y alabanzas para el equipo de
Valverde. Ayer, en cambio, el día amaneció cargado de críticas y reproches a los leones y su entrenador. Entre el blanco y el negro, sin embargo, existen todo tipo de matices que vienen más o menos a equilibrarse en forma de gris. Ni el triunfo en el derbi vasco fue para tanto alborozo, ni la derrota de la Europa League para semejante tragedia. Lo que pasó en ambos casos fue sencillamente lo que suele suceder cuando un equipo se muestra claramente superior o inferior, según el caso, a su oponente. Ni más, ni menos. En San Mamés quedó claro el domingo que el Athletic tenía plena confianza en sacar los tres puntos. Su propuesta, hasta cuando Zurutuza abrió el marcador, tenía visos de ganadora. Los leones estaban desmelenados. En Bélgica, sin embargo, pronto quedó claro que no iba a ser el día. Los protagonistas en el bando bilbaíno eran los mismos salvo en el caso de la portería, donde Iago Herrerín venía a ocupar la plaza de Iraizoz. Cualquier parecido futbolístico de este conjunto rojiblanco con el de cuatro días antes, sin embargo, fue mera coincidencia. ¡Un desastre! La suerte del choque se decidió por una simple cuestión de centímetros. Los que le sobraron a Aduriz en los primeros compases del duelo frente al Genk a la hora de tratar de hacer bueno con una sutil vaselina el preciso y precioso pase de Iturraspe. y en un remate posterior a pase de la muerte de Williams para haber evitado batir la portería local en un claro y fácilmente evitable fuera de juego. El donostiarra, impecable en el derbi, no tuvo su noche. La ceguera del árbitro le libró de una expulsión más que merecida por propinar un rodillazo a un rival y, para colmo de males, acabó el partido cojo a causa de un esguince de tobillo. Él, a diferencia de Yeray, sí pudo abandonar el terreno por su propio pie. El bravo central de Barakaldo, con la misma lesión, tuvo que hacerlo en camilla.
Las cosas, en su justo medio
El Athletic, por insistir que no quede, lo hizo mal, rematadamente mal, en Genk; pero de ahí a matar a su entrenador y a determinados jugadores... Una mala noche la tiene cualquiera. El problema del equipo rojiblanco, eso sí, es que en la Europa League ya lleva dos consecutivas fuera de casa.
Pese a llevar algunos años en este mundillo, me siguen sorprendiendo todavía los volantazos que pegamos tanto la ‘crítica’ como el llamado entorno cuando se viven en un espacio reducido de tiempo dos situaciones tan diferentes como las que acaban de protagonizar los leones del domingo a esta parte. Ni eran tan buenos antes, ni son tan malos ahora. Conviene tener siempre en cuenta que el rival también juega, que sin meter tralla a su juego este equipo es uno más del montón y que a veces todo cambia por una simple cuestión de centímetros