Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Un Alavés irreconocible
Los albiazules ofrecieron su peor versión en un duelo en el que estuvieron lejos de la imagen de equipo aguerrido exhibida en otras salidas
El Alavés se atragantó en el primer derbi de la temporada y fue un amable visitante para una Real Sociedad que disfrutó a placer, 3-0, para llevarse los tres puntos y resarcirse de la derrota en San Mamés. No hubo rastro ayer en Anoeta de la versión visitante de un equipo albiazul que asombró en anteriores partidos a domicilio.
Ya desde el saque inicial estuvo a merced de los de Eusebio y con el paso de los minutos los goles fueron cayendo ante un Alavés que no fue el equipo aguerrido que pretende. Fue cuestión de tiempo esperar a que en el meneo del inicio se adelantaran los locales con el tanto de Xabi Prieto.
Ni siquiera hubo posibilidad de reacción porque el segundo de Willian José remató al pobre Alavés y Vela ya ahondó en la sangrante herida albiazul a dos minutos de la conclusión.
Avalancha realista
Abandonó Mauricio Pellegrino la disposición defensiva de tres centrales que le había acompañado al Alavés en sus tres últimos desplazamientos y durante veinte minutos el duelo fue un monólogo de los de Eusebio que acamparon y acorralaron al Alavés en su parcela. No llegaron a generar ocasiones claras y todo su peligro se resumió en un tibio cabezazo de Raúl Navas que salió ajustado a un palo de Pacheco.
Fue incapaz de amasar la pelota el Alavés más allá de tres pases y solo en una falta Edgar intentó un remate inocente de cabeza que Rulli recogió sin más agobios.
Tanta insistencia y dominio avasallador de los locales encontró su premio cuando, en el minuto 22, Xabi Prieto conectó un testarazo a un centro de Carlos Martínez adelantándose al zaguero Feddal y que sorprendió a Pacheco. Logró la Real Sociedad el premio que salió a buscar con toda la decisión desde que puso el balón en juego.
Siguió aturdido el Alavés que a la media hora de juego demostró que estaba en el césped. Un saque en largo de Pacheco lo alargó Camarasa para que Edgar dentro del área estrellara el remate en Rulli. El posterior rebote le cayó a los pies a Camarasa que, en el intento de ajustar el disparo, envió el balón fuera al buscar la escuadra izquierda donostiarra. Ese fue el único paréntesis de un Alavés que emitió su única señal en los peores primeros 45 minutos firmados hasta la fecha por los albiazules, muy lejos de la imagen de seriedad, solvencia y fortaleza ofrecida en otros desplazamientos.
Opción Christian Santos
En el inicio de la segunda parte buscó El Flaco más mordiente ofensiva con la entrada de Christian Santos en lugar de un Daniel Torres renqueante las dos últimas semanas de una rotura de fibras y que no ofreció la intensidad habitual. Sin embargo el problema del Alavés no fue ayer de remate sino que los albiazules fueron incapaces de retener el balón más allá de media docena de pases para superar el centro del campo y presentarse ante Rulli.
El duelo siguió por el mismo camino de absoluto dominio realista. Se torcieron además las cosas en la zaga visitante con la salida de Laguardia por un problema muscular que supuso la reaparición de Femenía. En pleno ajuste defensivo con la ubicación de Vigaray en el eje de la zaga tras el ingreso de Femenía llegó el mazazo para los gasteiztarras. William José controló en el área de manera magistral para deshacerse de un lento Feddal y picó el balón por encima de Pacheco para hacer el segundo de los de Eusebio.
Con la cómoda renta de dos goles y la ausencia de juego por parte visitante, la Real entregó el mando del juego a un Alavés que poco pudo hacer para tratar de poner en apuros a un Rulli que vivió una apacible tarde. A pesar de ese dominio ficticio siempre estuvo más cerca un posible tercer tanto donostiarra que el primero albiazul que hubiera dado algo de emoción a la media hora final. Así lo certificó Carlos Vela con una remate de hombre de área para subir el tercero de los realistas y consumar la debacle de un Alavés irreconocible
Desde el saque inicial estuvo a merced de los locales y los goles fueron cayendo