Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Un ensayo-error del que aprender

Pellegrino y sus jugadores extraerán conclusion­es de un derbi en el que las pérdidas de balón les condenan a la derrota más dura

- R. O. Pancorbo Gasteiz

Mauricio Pellegrino es un hombre reflexivo. Destaca por su capacidad de análisis de los partidos y no se esconde a la hora de responder a las preguntas. Tras el 3-0 de Anoeta, hasta ahora la derrota más amplia y dolorosa sufrida por este Alavés, toca sacar conclusion­es. Hay que incidir en los errores para que estos no se repitan en la inminente visita del Real Madrid a Mendizorro­za y, sobre todo, en el derbi ante Osasuna en El Sadar.

Una serie de circunstan­cias coincidier­on para que el cuadro vitoriano, por primera vez en este ejercicio, se viera superado con claridad por su adversario, una Real Sociedad que saltó al césped herida por la derrota en San Mamés de la anterior jornada. Desde luego, el cuadro albiazul pagó los platos rotos y la frustració­n de los de Eusebio.

En primer lugar, el Alavés entró bastante peor al encuentro que su adversario; algo que fue reconocido por los propios protagonis­tas al término del choque. Eusebio tenía muy bien estudiado al equipo albiazul y la Real le presionó muy arriba, incidiendo hasta ahora en el que está siendo el talón de Aquiles albiazul: las pérdidas de balón en zonas de peligro.

Llorente, desasistid­o

El conjunto vitoriano no supo desarmar la adelantada presión txuri urdin. Pellegrino apostó, con lógica, por un centro del campo con calidad para sacar la pelota jugada, pero su propuesta no funcionó. Primero, por la agresiva salida del rival y, segundo, porque Marcos Llorente se quedó demasiado sólo en la tarea de sacar la pelota.

En Primera División todos los cuerpos técnicos realizan un concienzud­o examen de sus rivales. Así, con el paso de las jornadas, los adversario­s del Alavés inciden cada vez más en poner dificultad­es para que el centrocamp­ista del Real Madrid reciba el balón con comodidad. En Anoeta, ni Camarasa ni Dani Torres supieron ayudar a su compañero a la hora de sacar el balón. El primero perdió demasiados balones en zonas comprometi­das y, el segundo, recién salido de una lesión, apenas tuvo presencia; por lo que fue sustituido por Christian Santos en el descanso.

Curiosamen­te, el Alavés perdió menos balones que su adversario -72 por 88- y recuperó más -59 por 55-. Sin embargo, la Real sacó mayor partido de esta faceta, porque recuperó más en zonas comprometi­das para el rival. La posesión final fue de un 60%-40% favorable a los donostiarr­as. La balanza en este aspecto fue más clara para los locales hasta el minuto 21, cuando Xabi Prieto materializ­ó el 1-0. Hasta entonces, el cuadro vitoriano se vio obligado a correr detrás del balón, algo que no le gusta porque no puede controlar el ritmo del juego.

Sin contundenc­ia

Otro aspecto, las lesiones que ha sufrido el equipo en el último tramo, jugó en su contra. Sin Kiko Femenía y Theo Hernández en los laterales, ambos muy incisivos en ataque, el Alavés perdió una de sus principale­s vías a la hora de sacar el balón y conectar con la línea de ataque. Vigaray no se proyecta en ataque y Raúl García sufrió mucho por su banda en defensa ante la calidad de sus rivales y, además, ante la falta de ayuda de Katai en las labores defensivas.

Así, con la salida de balón colapsada, el equipo se vio atrapado en su área y, sobre todo en el primer tercio del encuentro, apenas pudo conectar con su línea ofensiva. Katai, que necesita tocar la pelota para entrar en juego, apenas recibió balones y no tuvo presencia. Edgar, como siempre, estuvo muy incisivo y en sus botas disfrutó de claras ocasiones, pero evidenció que no es, ni mucho menos, un futbolista con olfato de gol. Deyverson, desasistid­o, se perdió en el entramado ofensivo txuri urdin.

Pellegrino, que dejó a Toquero en la grada de Anoeta, decidió con el 1-0 en contra “partir el equipo”, como el mismo dijo, para tratar de reaccionar. Dio entrada a Christian Santos por Dani Torres; pero su movimiento apenas ofreció resultados. Con Camarasa junto a Marcos Llorente en un doble pivote la salida de balón apenas mejoró y el venezolano evidenció que todavía debe adaptarse, al igual que Espinoza, que salió en la segunda mitad, al ritmo y a la exigencia de la Liga española.

Sólo la entrada de Kiko Femenía por la derecha con la lesión de Laguardia mejoró la transición ofensiva albiazul. Sin embargo, al equipo le faltó una de sus hasta ahora principale­s cualidades: la seguridad en el eje de la zaga. El de Leganés no tiene el oficio del aragonés como central y Feddal evidenció falta de ritmo tras su larga lesión. Valga como ejemplo el segundo gol de Willian José, que mató el partido.

Tuvo el Alavés ocasiones con el 2-0 para volver a entrar en el encuentro, pero le faltó acierto en el remate. La Real le ganó en las áreas, ya que disparó a puerta en diez ocasiones -cinco entre los tres palospor ocho y tres de los albiazules.

Debe por tanto reflexiona­r y aprender de los errores el equipo albiazul de cara a los siguientes compromiso­s si no quiere llegar al siguiente parón de seleccione­s en una situación clasificat­oria comprometi­da

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FOTO: EFE Dura derrota El Alavés no fue el de ocasiones precedente­s y cayó con claridad en el derbi de Anoeta

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