Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

ERIKSSON, ALRESCATE

El acierto del alero sueco da al Barça Lassa un impulso para recuperars­e y superar al Unicaja en los cuartos Los azulgrana, que fueron de menos a más, se las verán con el Valencia por un puesto en la final

- Julián Felipo

Marcus Eriksson venía pidiendo más minutos, en la pista y en sus declaracio­nes, y en la Copa ha empezado a demostrar que los merecía.

El alero sueco del Barça se convirtió en el revulsivo que necesitaba el equipo para salvar el compromiso de los cuartos de final, derrotar al Unicaja (82-70) y plantarse en semifinale­s, los mínimos exigibles para un equipo de su nivel y presupuest­o. Los azulgrana se medirán en el segundo choque de hoy al Valencia por un puesto en la final.

Eriksson venía de anotar 8 de los últimos 12 triples anotados en partidos de Liga, y en el Buesa Arena de Vitoria mantuvo la puntería y determinac­ión para no sólo contribuir con anotación exterior sino también ser referente. No se hubiera entendido la victoria de ayer sin sus 18 puntos (4 de 7 triples) como tampoco hubiera llegado quizá sin la contribuci­ón de Tomic y Rice en la recta final del partido.

El balance, en principio, resultó insatisfac­torio en un primer cuarto con demasiadas pérdidas para el Barça (6) y falta de un jugador en racha. Bartzokas trató de sorprender con dos bases en el cinco inicial –Renfroe controland­o a Nedovic– y dando entrada bien pronto a Diagné, quizá pensando en el desgaste de sus pívots ante Musli. La verdad es que el serbio aprovechó esos primeros compases para incidir en el juego interior si bien el dominio de Unicaja, plasmado en un inicial 4-12, fue más bien una labor coral. Una antideport­iva de Brooks mediado el período dio algo de aire al Barça pero triples de Smith y Alberto Díaz permitiero­n al Unicaja conservar su delantera al término del período.

En el inicio del segundo cuarto Eriksson y Faverani encontraro­n alguna vía para anotar (21-22) pero la respuesta del Unicaja no tardó en llegar de la mano de Díaz y Smith (23-31). Renfroe, en pista muchos minutos para ser su partido de reaparició­n, tuvo que jugarse algunos ataques sin suerte y los malagueños parecían tomar así el mando del partido. La demostraci­ón de que el juego interior del Barça estaba desdibujad­o fue el hecho de que Tomic anotara su primera canasta a 1:55 del descanso. Con este panorama, el 28-33 del marcador en el intermedio era muy benévolo con los de Georgios Bartzokas por lo que habían hecho.

Mientras, la grada se divertía sola con cánticos contra el Madrid y un encuentro de aficiones dispares que venían a poner en evidencia que el espectácul­o de la pista era insuficien­te para los que no han querido perderse esta cita.

Ni Claver ni Koponen habían anotado, y Perperoglo­u figuraba con un punto al descanso así que cabía esperar que fueran los jóvenes los que dieran el paso adelante.

Tomic encontró un poco el camino pero el que lo tomó con decisión fue Eriksson, que entró en racha en ese cuarto permitiend­o que el Barça tomara el control. Tres triples casi consecutiv­os del sueco en sistemas sorprenden­tes que le dejaban solo en la línea dieron un punto de confianza al Barça, que cerró el tercer cuarto con una bandeja magnífica de Renfroe y siete puntos de renta (58-51).

Eriksson, que a partir de entones atrajo a sus defensores y liberó de espacios al resto el equipo, en-

cendió también la chispa en el último período y le siguieron Tomic y Rice, ya con la manija del partido en un momento destinado a los pesos pesados.

Al Unicaja, que había visto en el primer tiempo un camino relativame­nte allanado, le pesó mucho ir por detrás y las pérdidas de Nedovic, que se precipitab­a hacia el aro y no sabía encontrar a sus apoyos en el exterior, fueron el principio del fin para los malagueños. Un amago de zona a 4 minutos del final la solventarí­a Renfroe con un

triple que colocaba el 71-61 (min. 37) y al Unicaja no le quedaban más que acciones desesperad­as para entrar en el partido.

El acierto, para entonces, le había abandonado y la condena estaba escrita para un equipo que si no ha sabido superar al Barça en estas circunstan­cias se hace difícil pensar que lo haga en otras.

La victoria le quita algo de presión al Barça y siembra esperanza. De todos modos, se hace difícil pensar que sin elevar el nivel, esto sea suficiente

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FOTO: ACB PHOTO Ante Tomic y Marcus Eriksson celebran una canasta en la segunda mitad. Los puntos del alero sueco fueron vitales para que el Barça tomara el control del encuentro
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FOTO: EFE Nedovic busca el pase en el aire. La buena defensa del Barça forzó varias pérdidas del jugador serbio de Unicaja

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