Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

El Alavés derrocha oficio

Sufre hasta el descanso y, en la última media hora, recupera su mejor versión a domicilio, con madurez para cimentar su quinta victoria fuera

- R. O. Pancorbo

El Alavés retoma su rutina, esa que le convierte en un visitante temible. Ayer, en una prueba de madurez, demostró la fortaleza mental necesaria para superar el varapalo del 0-6 ante el Barcelona. En un partido en el que se vio sometido hasta el descanso, se rehizo en la segunda mitad para, en la última media hora, ir adueñándos­e poco a poco del encuentro.

Empezó y terminó sufriendo, con una clara ocasión local que sacó Feddal bajo los palos con Fernando Pacheco batido que hubiera significad­o el 1-1, quizás un resultado más acorde a los méritos de ambos pero, entremedia­s, tuvo el coraje, la eficiencia y, sobre todo, la endiablada efectivida­d para asestar el golpe definitivo en el momento justo. Corría el minuto 68 cuando, de las botas del incansable Toquero, nació la jugada que dio origen al único gol del encuentro. Manu García, desde segunda línea, llegó a un balón casi imposible para, cuando iba a rematar, ser objeto de un claro penalti que ejecutó con frialdad extrema, sin resquicio de piedad ninguno en un reflejo del inclemente carácter de este equipo, que se transforma en una máquina letal a domicilio. La de ayer es ya la quinta victoria liguera lejos de Mendizorro­za. Gran dato para un recién ascendido.

Superiorid­ad local inicial

Demuestra este Alavés que ya es un equipo maduro. Ha superado la euforia y desgaste que significa para un recién ascendido la hazaña de una final de Copa. Después, también ha sabido levantarse tras el durísimo 0-6 del pasado sábado. Con ello, su rocoso espíritu de grupo y dureza mental, sobrevivió hasta el descanso.

No utilizó finalmente Pellegrino la opción de los cinco defensas y recurrió a su once de gala. Pese a ello, se vio superado en la primera mitad. La buena salida gallega se tradujo en claras ocasiones de gol y falta de suerte para marcar. La más clara, un disparo al larguero de Gael Kakuta y un posterior cabezazo de Juanfran, al que Fernando Pacheco respondió con agilidad felina.

Sobrino, clave

Tuvo también sus opciones el cuadro babazorro en los 45 minutos iniciales. Este equipo siempre aprovecha la más mínima concesión. En la reanudació­n, el conjunto coruñés encerró a los albiazules, que seguían sufriendo para contener las acometidas locales. Menos mal que Fernando Pacheco y Feddal estuvieron atentos para evitar el gol en dos acciones de calidad de Andone.

En el minuto 61, Pellegrino decidió mover el banquillo. Dio entrada a Rubén Sobrino y el equipo agradeció su capacidad de trabajo. En un buen partido del delantero en la última media hora, el argentino recolocó sus piezas y el choque se equilibró. En parte, por la mejoría albiazul ... Y también por el cansancio del cuadro local.

En el 67, llegó el mazazo definitivo. Penalti de Albentosa a Manu García y 0-1 tras lanzarlo el propio capitán. Acusó el golpe el Deportivo que, ante la posibilida­d de encadenar siete jornadas de Liga sin ganar, se descompuso. El Alavés empezó a robar y a llegar con claridad. Su mejor ocasión llegó tras un remate de Manu García que Germán Lux desvió al larguero tras un centro de Toquero.

En el último suspiro, la suerte hizo un guiño a El Glorioso. Feddal sacó bajo los palos un remate de Luisinho con Fernando Pacheco batido y el bravo equipo albiazul regresó a Vitoria con tres puntos que, de nuevo, le alejan del descenso y le acercan al sueño de la UEFA Europa League

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EFE El gol del triunfo Manu García y Camarasa celebran el tanto de penalti que dio la victoriaFO­TO:

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