Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Larunbe completa la quinta del Bizkaia

Desde 2013, siempre ha habido un pelotari vizcaíno en las finales del Parejas, todas ellas jugadas en Miribilla

- Joseba Fonseca Bilbao

La pelota vizcaína ha pasado de sufrir una prolongada sequía en cuanto a representa­ción en finales de los grandes campeonato­s a disfrutar de una presencia constante en los mismos. Esto se hace especialme­nte visible en el Mano Parejas. Desde que Pablo Berasaluze accediera a la cita definitiva en la edición de 2013, todos los años algún pelotari de este territorio ha llegado al último peldaño. Al partido que ha adoptado como sede invariable el frontón Bizkaia desde su apertura. El Campeonato de 2017 sirve para prolongar a cinco años la racha gracias a la clasificac­ión de Mikel Larunbe. El de Galdakao cubrirá las espaldas a Oinatz Bengoetxea en el duelo del 9 de abril frente a los temibles cañoneros Iker Irribarria y Beñat Rezusta.

La alegría que supuso la presencia de Berasaluze II en la final de Parejas del 2013 tras unos cuantos años sin participac­ión vizcaína se transformó de golpe en tristeza por la grave lesión que impidió al delantero de Berriz completar el partido que jugaba con Albisu como compañero frente a Irujo y Zabaleta. En 2014, fue Andoni Aretxabale­ta, un debutante en el Parejas de Primera como lo es ahora Larunbe, el que se plantó en la final ejerciendo de escudero de Aimar Olaizola. El espigado zaguero de Markina sí pudo acabar el partido, pero tampoco se caló la txapela, que de nuevo aterrizó en la cabeza de Irujo, en esta ocasión con Barriola de compañero (13-22).

Al año siguiente, Berasaluze II volvía a escalar hasta la cima del campeonato. Lo hacía formando ‘cordada’ con Aitor Zubieta y había muchas esperanzas de que esta vez sí, clavara la bandera bizkaitarr­a en la cumbre. Pero el de Berriz y el de Etxarri Aranatz se despeñaron en ese último paso y fueron arrollados por Bengoetxea VI y Untoria (7-22).

El año pasado, al fin, fue la vencida. Entraba en liza otro protagonis­ta, Mikel Urrutikoet­xea. El delantero de Zaratamo se había confirmado como una estrella en 2015 al ganar el Manomanist­a y el Cuatro y Medio y en el Parejas de 2016 rubricó el ‘mas difícil todavía’ al llevarse el entorchado jugando

Antes del de Galdakao llegaron Berasaluze (en dos ocasiones), Aretxabale­ta y Urruti

como zaguero al lado de su admirado Aimar Olaizola. Iban ganando 16-10 en la final a Irujo-Rezusta cuando el astro de Ibero se rompió el dedo y tuvo que abandonar en el que, salvo sorpresa mayúscula, quedará registrado como su último partido como pelotari profesiona­l.

Entre este exitoso último lustro y la final que jugó Roberto García Ariño en 1983, habían transcurri­do 30 años en los que fueron contadas las presencias vizcaínas en los duelos definitivo­s del Parejas. Exactament­e tres. Iñaki Urionaguen­a perdió la final organizada por Empresas Unidas en 1993, año en el que se celebraron dos torneos paralelos. Una circunstan­cia que se repitió en 1999, cuando un joven Berasaluze y Beloki no pudieron llevarse la txapela de Asegarce al caer ante Nagore y Errandonea (2217). En 2006, un paisano de Larunbe, el galdakozta­rra Oier Zearra, también se quedó a las puertas de la gloria tras perder él y Olaizola II ante Irujo y Eulate (22-11)

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FOTO: L. M. UNCITI A la espera Larunbe, en la imagen sentado junto a Bengoetxea VI en un descanso de un partido del Parejas, jugará la final en su estreno en el torneo de Primera

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