Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

La caravana de la ilusión

Trenes, autobuses y coches acercan a los 20.000 seguidores albiazules a Madrid para la primera final de Copa en los 96 años de vida del club

- Jose Luis del Campo Madrid

La distancia entre Vitoria y Madrid fue ayer más albiazul que nunca con las riadas de seguidores gasteiztar­ras que iniciaron la peregrinac­ión a la capital del reino a la espera de la final, a partir de las 21.30 horas de hoy. Ya desde el jueves, los autobuses, trenes y la N-1 empezaron a notar el incremento de tráfico en blanco y azul para cubrir los 360 kilómetros entre las dos ciudades.

El grueso de los más de 20.000 seguidores albiazules que se esperan hoy en Madrid empezaron desde bien pronto su desplazami­ento. El primer tren que partió de Gasteiz lo hizo a las 6.45 horas y en él viajó un redactor de Mundo Deportivo, para vivir el ambiente en primera persona. Desde veinte minutos antes de arrancar, el hall de la estación de la calle Dato, se empezó a poblar de camisetas albiazules portadas por animosos seguidores que, a pesar de las tempranas horas, ya empezaban a mostrar su optimismo ante la final. Las primeras horas del alba no fueron frías precisamen­te, y también llegaron las bufandas en el cuello de los aficionado­s a pesar de amanecer ya con cerca de 18 grados en Gasteiz. En una jornada normal, ese primer tren suele tener a ejecutivos y empresario­s como únicos pasajeros, pero ayer más del 80% del pasaje fueron aficionado­s al fútbol.

Diferentes generacion­es

Entre los aficionado­s más madrugador­es estaba Ramón Orive, todo un veterano curtido en mil batallas y acérrimo seguidor tanto de las andanzas del Alavés como del Baskonia. En compañía de su mujer y otros dos matrimonio­s fueron los primeros en llegar a la estación de la calle Dato, luciendo orgullosos las camisetas albiazules conmemorat­ivas de la final de hoy. “Una ocasión como esta no se puede desaprove- y hay que vivirla en la ciudad de la final para empaparse bien del ambiente”, reconoció emocionado Ramón. Es un habitual peregrino de las peripecias deportivas y supervivie­nte de la primera final de la Copa de la UEFA de hace 16 años. En este paréntesis desde 2001 ha tenido el privilegio de estar en las cinco Final Four que ha disputado el Baskonia aunque reconoció la “grandeza y fuerza del fútbol para mover tanta cantidad de aficionado­s”. Empezaron a parecerse esos minutos previos a un encuentro entre amigos y, sobre todo, seguidores albiazules de diferentes generacion­es. Los de menor edad vivieron en sus carnes lo que suponen las vísperas de una gran final ya que la anterior, Dortmund en 2001, les pilló demasiado jóvenes y ellos han revitaliza­do el sentimient­o albiazul.

Ese primer tren prácticame­nte se llenó en Vitoria y pocos fueron los pasajeros que se incorporar­on en Miranda de Ebro, Burgos y Valladolid. El buen humor era patente entre todos los integrante­s de la expedición. Como suele ser habitual cada vez que se monta alguien en un tren, a Ramón Orive y sus acompañant­es poco les importó abrir la fiambrera y dar cuenta de una suculenta tortilla de patata, aún caliente, acompañada por unas lonchas de jamón. “A pesar de ser unas horas tempranas ya nos hemos metichar

do para el cuerpo la tortilla y el jamón”, reconoció satisfecho Ramón Orive a este redactor. Rebasado Burgos empezó el banquete para esa media docena de seguidores albiazules, orgullosos de vivir de nuevo una cita histórica. Tras dar cuenta de las viandas, la parada en Valladolid, sirvió para acercarse al vagón de la cafetería y saborear unos humeantes cafés como postre.

Sol, el Retiro, La Latina...

Al filo de las diez de la mañana, en la recta final del viaje, las conversaci­ones empezaron a brotar desde todos los asientos del tren y se mezclaron unos con otros comentando los lugares elegidos para el alojamient­o o el plan de visitas culturales para la jornada de ayer.

Con puntualida­d británica, a las 10.30 horas, el primer convoy de la ilusión albiazul hizo su entrada en la estación de Chamartín. La apertura de puertas propició el desparrame de los seguidores por todos los puntos de la ciudad que se centraron en los lugares más céntricos y significat­ivos como la Puerta del Sol, el parque del Retiro, los distritos de Malasaña o La Latina en los que, al llegar el mediodía, se empezaron a apreciar las primeras camisetas albiazules.

Mikel Gainzarain fue uno de los seguidores que se dejó ver por la céntrica plaza que marca las campanadas del comienzo de año. A diferencia de la veteranía de Ramón, a sus 23 años, la final de Dortmund le pilló demasiado joven y no pudo disfrutar de aquel hito. “Enganchado al Alavés, desde el ascenso a Segunda División”, espera con “todas las ganas y la ilusión del mundo el partido de esta noche, convencido de haber venido a Madrid a vivir un momento histórico para el Alavés”

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FOTO: EFE Andén albiazul Los aficionado­s del Alavés cogieron el tren hacia Madrid con toda la ilusión puesta en la final de esta noche en el Calderón
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