Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Noche de insomnio y paseo por el Sena

Nadal llegó a las cuatro de la mañana al hotel, y no pudo conciliar el sueño

- Ángel Rigueira París

Rafa Nadal se presentó el domingo a la sala de conferenci­as de prensa con una tirita en el brazo derecho. Con la Copa de los Mosquetero­s cerca suyo en cada momento, hizo frente a numerosos compromiso­s de campeón, también el control antidopaje. Alcanzada la noche, acudió al salón reservado para la ocasión del Hotel Interconti­nental de París, donde cenó compartien­do mesa con el Rey Juan Carlos, su novia Maria Perelló, patrocinad­ores y su padre Sebastià. Distribuid­os por el enorme salón, el resto de familiares cuerpo técnico y amigos.

A continuaci­ón, a mover el esqueleto en la sala de fiestas Matignon. “Yo, no mucho”, puntualiza Rafa Nadal, todavía de “bajón de adrenalina” tras haber triunfado “en el torneo más importante de la temporada, de mucho desgaste emocional”. El que pagó más tarde, ya que llegó al hotel, el de costumbre en la capital francesa, a las cuatro de la madrugada, “y no dormí mucho, a las siete me desperté. Sentía mucho cansancio”, asegura el campeón. Uno de sus puntos débiles es su temor a la oscuridad, optando por dormir con

“Dormí poco pero no por la fiesta. Hice poca porque estaba muy cansado”, dice Rafa

la luz encendida.

Podía haberse dedicado a mirar los mensajes en el móvil, “pero no sabía de quiénes eran porque tuve un problema con el móvil y perdí los contactos. Los recuperaré al llegar a casa”.

Confiesa que “estoy deseando perderme un par de días en el mar”, una de sus distraccio­nes predilecta­s junto al golf: “Puedo pasarme horas jugando”. Antes de abandonar París tenía una cita en el Port de Grenelle, donde estaba amarrado el Bateau Mouche tuneado de Roland Garros. Con pantallas donde se repetía su final con Stan Wawrinka, e incluso la simulación de una pista con los colores de la tierra batida. Se presentó a las once de la mañana, rodeado de un nutrido grupo de acompañant­es. Esperaba un paseo matinal a bordo de la embarcació­n, a los pies de la Torre Eiffel, un fondo ideal para que los fotógrafos pudiesen tomar la imagen oficial del día después del campeón. Atención a los medios españoles desplazado­s, y directo a la tienda de Nike, uno de sus sponsors, en los Campos Elíseos, última parada antes de volver a casa. Ahora mar y después hierba

Perdió los contactos del teléfono móvil, y deberá revisar los mensajes en casa

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FOTO: EFE Rafa Nadal, con la Copa de los Mosquetero­s, en un Bateau Mouche especial RG

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