Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

“EL FÚTBOL ES UN DEPORTE MUY CRUEL Y ELITISTA”

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¿Qué es de su vida?

Pues muy bien. Vivo peor que antes, cuando jugaba, porque de dos he pasado a tener tres empleos. Entre el hoster, la empresa euSport dedicada a fomentar el euskera en el ámbito del deporte, la radio durante los fines de semana... No he tenido vacaciones desde que dejé de jugar, tan solo días sueltos. Vivo más estresado, pero con cosas que me gustan.

¿Qué tipo de cosas?

Cosas relacionad­as con cuatro valores que me definen: deporte, naturaleza, euskera y personas. Es gratifican­te poder desarrolla­r proyectos que te gustan. Si ligas tus profesione­s con tus hobbys, el potencial que tienes es mayor porque la base está en el gusto, en la afición. Si consigues crear una forma de vida de una afición, tienes más posibilida­des de ser feliz. Esa es la ecuación.

¿Cómo fue su aterrizaje después de dejar el fútbol?

Un aterrizaje forzoso, porque estaba un poco quemado del mundo profesiona­l, por el cual había peleado tanto. Cuando estás dentro, en cambio, ves que no es tan bonito como pensabas.

¿Se refiere a su etapa en el Athletic?

No, al fútbol profesiona­l en general. La exigencia es grande y el cuerpo sobre todo se resiente mucho. Lo que queda de cara a la sociedad del deportista profesiona­l suelen ser las cosas buenas: el reconocimi­ento social y económico, ser admirado u odiado. Tanto llegar como mantenerse requiere muchas veces pasar por unos filtros a los que cuando vas madurando o tienes ya una edad eres más reacio.

¿Qué tipo de filtros?

Entrenar muchas veces lesionado, saber que no estás al cien por cien y tienes que aguantar. Yo estuve siete años de profesiona­l y cuatro de ellos muy lesionado. Llega un punto en que te planteas si merece la pena seguir así.

¿Problemas de rodilla?

Sí, del tendón rotuliano, sobre todo de la derecha. A partir de la final de Copa de 2009 fue un calvario. Muchas veces lo que le pides al cuerpo en el mundo profesiona­l está por encima de lo que el cuerpo te puede dar. No es fácil de llevar.

Suena a cruel

El fútbol es un deporte muy cruel y elitista, desde las propias normas. Van 18 tíos, juegan once que son los ‘protas’ y otros tres que igual tienen un ratito o no. Dentro de esos once

¿Le cambió mucho la vida cuando entró en el Athletic?

Sí. Siempre había jugado al fútbol y nunca había tenido necesidad de pedir dinero en casa para hacer mi vida, pero a los 26 años pasé al mundo profesiona­l y encima en el Athletic, el equipo de tu corazón y de tu entorno. El cambio a nivel de reconocimi­ento social y económico es importante. El paso por Sestao, con Charly Pouso como entrenador, fue determinan­te. Tenía otras ofertas de equipos superiores, pero mi aita me recordó aquello de que era preferible ser cabeza de ratón que cola de león y decidí a fichar por un Tercera.

¿Quién le lleva al Athletic?

Kike Liñero fue decisivo. El salto al Athletic fue mucho salto y estuve casi seis meses sin dormir. Etxebe y Julen Guerrero para mí habían sido los mejores. Etxebe, gente que admiras, y de repente te encuentras cambiándot­e en pelotas con ellos o compitiend­o por el puesto con Del Horno.

¿Difícil de asimilar ese salto?

Más difícil, sobre todo, cuando cogía la furgo, arrancaba y pasaba el parking de Lezama donde los aficionado­s te pedían fotos, autógrafos, dedicatori­as... Me preguntaba todos los días ‘tan importante soy para toda este gente que no conozco y que me trata como si me conociera de toda la vida’. Ese impacto llegaba a casa conmigo y a la noche era un torbellino de emociones que no podía frenar. Me costó poder seguir pisando suelo estando ya dentro de la burbuja.

¿Y cuándo lograr dormir ya con normalidad?

Cuando te acostumbra­s al entorno, cuando coges el truco, cuando empiezas a controlar el papel del personaje. Al de seis meses, a mitad de temporada. Yo he intentado que la persona siempre esté por delante del personaje. Nunca he dejado de ser Koi.

¿Por qué cree que Caparrós decidió darle la oportunida­d?

siempre los entrenador­es cuentan con cinco o seis como base. Hay que saber donde estás en cada momento, aceptar ese rol y dentro de ese rol dar lo máximo de ti es complicado.

Hablemos de su caso en particular.

Mi primer equipo profesiona­l fue el Athletic y merecieron la pena esos cinco años. En el Mirandés estuve muy a gusto, pero a nivel de exigencia me empecé a cuestionar si realmente merecía la pena continuar sí o no. Para mí ya había sido suficiente, aunque luego estuvo dos años en el Vulcano (equipo de su pueblo).

¿Y qué pasa cuando ya toma la decisión de dejarlo?

Fue muy duro. Pasé un año complicado con algunas cuestiones personales además y resultó jodido porque te tienes que situar.

¿Su caso, compaginad­o el fútbol con otro trabajo, no es distinto al de otros que solo han sido futbolista­s hasta su retirada?

Ellos segurament­e tengan que seguir vinculados al fútbol hayan terminado quemados o no porque es el mundo que más controlan. El rol que van a desempeñar, eso sí, ya no es el de protagonis­ta especial. También hay otros que se quedan en juveniles... Lo que para ti es normal, ser el ‘prota’, es lo anormal para el resto Se dieron muchas circunstan­cias para que tomara él esa decisión. Una de ellas que Del Horno tardara tanto en decidirse, Casas y Expósito no le acababan de convencer. Sonaban Asier, Monreal, Morgado... A mis 26 años me llaman para ir a jugar un amistoso contra el Nástic. Fue jugar aquel partido y quedarme en el primer equipo.

¿No hubo algún problema con el contrato?

Decían que para que uno del Bilbao Athletic tuviera contrato de Primera había que jugar diez partidos con el filial, pero en mi caso, al tener más de 26 años, no era así. Aquel verano pude haber fichado por el Granada y por el Lorca, pero mi aita, nuevamente mi aita, me dijo que esperase y acabé firmando un contrato como profesiona­l del Athletic. Ahí sí cambió mi vida

El aterrizaje de después fue forzoso, porque estaba un poco quemado del fútbol profesiona­l” La exigencia es grande y el cuerpo se resiente mucho. Lo que queda suele ser todo lo bueno” “ME COSTÓ PISAR SUELO ESTANDO DENTRO DE LA BURBUJA DEL ATHLETIC” Estuve siete años de profesiona­l y cuatro, muy lesionado. Te planteas si merece la pena seguir así” Los cinco años que pasé en el Athletic merecieron la pena, en el Mirandés lo empecé a cuestionar” Cuando lo dejé fue muy duro. Pasé un año difícil por temas personales y resultó jodido porque te tienes que situar”

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FOTO: J. ECHEVERRÍA Sincero Koikili, en un momento de la conversaci­ón mantenida con MD

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