Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Ziganda ‘style’
Ya ha comenzado la era Ziganda en el primer equipo rojiblanco. Una andadura planteada inicialmente para dos temporadas que cuenta con una serie de relevantes apriorismos. De entrada con la complacencia de los que prefieren esperar un tiempo para valorar la puesta en escena de su plan, y con las dudas y la desconfianza de quienes consideran que no da el perfil. Cuenta también con la sombra de un director deportivo que no apostó por él para el cargo, sino por otros, después de duros enfrentamientos sobre todo a raíz del ascenso del Bilbao Athletic. Escuchando a otros profesionales del ramo en la torre Iberdrola, reivindicando la importancia de una relación estrecha y de confianza entre director y entrenador; cuesta imaginarse una comunicación fluida en la planificación y resolución posterior de eventuales problemas.
Por último, Kuko también cuenta con la supuesta espada de Damocles de la herencia de cuatro años de Valverde. Frente a todo esto un lema personal: “lo que no mejora, empeora”.
No sería descabellado establecer conexiones entre los mensajes de afán de mejora y los de la exigencia, a pesar de los brotes de herpes y alergias varias que dicha exigencia genera en algunos ambientes rojiblancos. Como, por ejemplo, en el discurso del presidente Urrutia, cuando subrayaba la semana pasada su preferencia de “rodearse de gente con sentido de pertenencia, que crea en una idea. El Athletic vive de eso, igual no soy el mejor, pero lo queremos hacer a nuestra manera”. Convivir y progresar sin los mejores, triste punto de partida para justificar tus propios medios.
Reanimar al personal
Y hablando de hacer las cosas a tu manera, ¿cómo será el Athletic de Ziganda?, ¿a su manera? Si el libreto de Valverde había tocado techo, según él mismo, cabe esperar un Ziganda que reanime al personal con un planteamiento diferente, con un mensaje renovador que cale y que convenza. En este sentido la honestidad, la humildad y la autocrítica se antojan pilares indispensables para ser creíble, verosímil y flexible. Por ahí se abren amplios márgenes de avance para cualquier buen gestor de grupos que se precie.
Esa flexibilidad también sería muy interesante en los planteamientos, en una mínima variedad de sistemas sin improvisaciones e incluso en una confianza real, justa y duradera para con un grupo más nutrido de futbolistas de tu plantilla, los hayas pedido o no. Sabemos del gusto de Kuko por el juego abierto a bandas, tirando de extremos o carrileros que puedan subir con una defensa de tres centrales que les cubra la espalda junto con los mediocentros. Renovar la propuesta sin romper con todo lo anterior para refrescar un mensaje caduco y agotador.
Un entrenador que entienda las rotaciones sin estridencias para convencernos con su propuesta en las tres competiciones. Entrando en Europa sin repescas veraniegas para competir en Europa con la ambición de 2012 y situando al Athletic en la Liga donde le corresponde, peleando de tú a tú con el cuarto y el quinto. Abandonar el discurso derrotista de la ilusión para embarcarnos en la exigencia, en la ambición de mejorar para no empeorar como en Chipre. Manos a la obra