Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

MANDAN, PERO NO DEFINEN

Los leones no pueden pasar del empate ante un Fenerbahçe al que debieron ganar por juego y ocasiones Aduriz desperdici­a una pena máxima en la primera parte tras derribo de Muniain La gira suiza acaba con buenas sensacione­s y demuestra que hay alternativ­as

- Jon Zubieta Juan Echeverría (fotos)

El tercer partido que cerraba la estancia suiza dejó una esforzada imagen del Athletic en Yverdonles-Bains. El equipo rojiblanco se medía a un Fenerbahçe con potencial y secundado por un buen número de seguidores turcos al que dominó casi siempre. Un penalti marrado por Aduriz posiblemen­te habría dado el triunfo a un conjunto rojiblanco mandón, a veces efervescen­te, otras espeso y un tanto desligado del gol. Con todo, la gira suiza acaba con una nota más que aceptable.

Había curiosidad por conocer qué equipo sería el titular en esta ocasión. Se trataba de un compromiso que podía dejar entrever de una forma más clara algunas de las pretension­es de Ziganda en cuanto al conjunto titular, si es que el navarro concibe como fijos a un bloque muy definido. Da la sensación por sus palabras que entrarán en juego muchos futbolista­s, ya que no quiere a nadie dormido y sí a todos intensos, asimilando que en cualquier momento se puede perder el protagonis­mo.

Teniendo en cuenta que Laporte estaba con molestias y que Lekue se entrenó el día anterior al margen de los compañeros, se preveían cambios. Y los hubo. No quedaba otra. En la defensa los retoques fueron más abundantes. Con Herrerín en la portería, el conjunto de inicio estaba conformado por De Marcos, Etxeita, San José, Balenziaga, Vesga, Beñat, Sabin Merino, Raúl García, Muniain y Aduriz.

Como en Crans-Montana, el Athletic salió a imponerse. En tres minutos largos, tres corners, protagonis­mo por bandera, juego en campo turco… Buenas sensacione­s. En un robo, Muniain no acertó con el pase de la muerte. El discurso era de una dirección única. No había resistenci­a turca, pero poco a poco fue aflorando su poderío, si bien la zaga rojiblanca aguantaba sus acometidas.

Penalti marrado

En una de las jugadas menos elaboradas, un balón en largo de Sabin fue a parar a Muniain, al que hicieron penalti. Aduriz ejecutó la pena máxima y la sombra de Kameni pareció pesar. Se fue fuera el balón a los 16 minutos. Hubiera sido una buena manera de poner tierra de por medio, porque el Athletic empezó a perder el esférico, a verse obligado a recular.

Pero poco a poco comenzó a retomar el mando. De modo relativo porque llegadas a Kameni no había. Sí, en cambio, algunos roces en ambas partes, ocasiones que pudieron ser gol y no lo fueron por errores en el último pase, y un cambio inesperado con la entrada de Susaeta por Sabin, que poco antes se había lucido con una carrera que acabó en fuegos de artificio. Fue un poco el resumen de lo que fue un primer tiempo que arrancó gaseoso y acabó espeso. ¿Cuestión de físico? Segurament­e, aunque algunos lo llevan mejor. El despliegue físico de Beñat fue enorme, como el de Muniain, que cada vez que iba a centro disfrutaba más. También la labor de Sabin estuvo teñida por una presencia continuada. El de Urduliz se atreve a dar brillo a su calidad.

Una calidad que, en líneas generales, escaseó en el primer tiempo. La medular apretaba, pero en la elaboració­n andaba más justa, por lo que Aduriz no encontraba suministro. El juego derivó a veces en carreras de destino pronunciad­amente previsible, hacia la nada.

Raúl y Muniain

Una vez más, con la llegada de la segunda parte los cambios llegaron de modo masivo. Herrerín, Bóveda, Núñez, San José, Saborit, Iturraspe, Mikel Rico, Susaeta, Raúl García, Muniain y Sola se aplicaron a la labor en una tarde noche calurosa.

El lifting del equipo no derivó en falta de intensidad. Siguió manejando, más o menos, el partido, que pudo tener un punto de inflexión con un cabezazo de Sola a pase de Muniain que se fue fuera. Con Iturraspe dirigiendo y Rico en avanzadas líneas, el perfil del equipo era diferente en dibujo, semejante en pretension­es.

Otra cosa es que las fuerzas aguantaran. El agua de los botellines empezaron a suministra­r sustento y Ziganda apostó por Aketxe y Córdoba en lugar de Muniain y Raúl García. Al poco de estos cambios Sola se quedó solo ante Kameni y la lanzó muy alto. En el minuto 70 Bóveda se alzó por encima del muro turco -centro de lujo de Aketxea la salida de un córner, pero su cabezazo se marchó alto. También estuvo cerca de marcar Córdoba si Kameni no se hubiera interpuest­o en el centro de Sola desde la izquierda.

Enfrente solo se toparon con la sapiencia del eléctrico Valbuena. Los turcos no tuvieron mucha presencia por méritos bilbaínos

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Sin acierto Aduriz lanzó fuera el penalti cometido sobre Muniain en la ocasión más clara del choque para los rojiblanco­s
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