Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
LA LLAMA SIGUE VIVA
Barcelona revive hoy su orgullo olímpico en el 25 aniversario de la inauguración de los Juegos del 92 Una fiesta ciudadana y un homenaje a los atletas completan el regreso simbólico del fuego a la ciudad
Esta noche, pocos minutos antes de las diez, la llama olímpica volverá a arder en Barcelona –quizás con lluvia, porque las previsiones meteorológicas no son halagüeñas– para celebrar el 25 aniversario de un sueño que sigue vivo. Una fiesta ciudadana y un homenaje a los atletas conmemoran aquel 25 de julio de 1992 que dio inicio a los Juegos Olímpicos de Barcelona y a la transformación de una ciudad que sigue recordando con orgullo aquellos maravillosos 17 días. Será un fuego simbólico, como simbólico será el retorno, por unas horas, de escenas eternas como Epi y Rebollo encendiendo el pebetero, los relevistas transportando la antorcha o ‘Los Manolos’ cantando el ‘Amigos para Siempre’ encima del escenario.
Será el punto final a una celebración que incluye un acto institucional muy potente, enlazado a esta efeméride y presidido por el rey Felipe VI: el 30 aniversario del CAR de Sant Cugat, el laboratorio en el que se incubaron los éxitos del deporte español en aquel 92. El presidente del COI, Thomas Bach, también asistirá a este acto y al homenaje organizado por el Ajuntament
y el COE a los atletas protagonistas 25 años atrás. Será en el Palauet Albéniz, a pocos metros del Estadi Olímpic, y desde allí Eli Maragall, campeona olímpica de hockey hierba y sobrina del alcalde Pasqual Maragall -también habrá un merecido homenaje para
él-, hará el primer relevo del fuego en dirección a la Plaça Catalunya.
34 relevistas, a unos 150 metros por relevo, cubrirán los menos de 7 kilómetros que separan el Palauet Albéniz, en Montjuïc, del fin de fiesta en la Plaça Catalunya, en un viaje en sentido inverso al que siguió la llama hace hoy 25 años. Deportistas de aquellos Juegos, también algunos olímpicos actuales y personajes de la sociedad civil portarán la antorcha que habrá encendido la alcaldesa Ada Colau.
Tras un viaje de unos 80 minutos, el fuego acabará en las mismas manos que generaron la imagen más icónica de Barcelona’92: las de Epi y el arquero Antonio Rebollo, esta vez con la ayuda de un símbolo del deporte paralímpico español, Purificación Santamarta. Cuando Rebollo encienda el pebetero en el centro de la Plaça Catalunya, simultáneamente se encenderá el pebetero del Estadi Olímpic.
Ese es el guión de una fiesta que Barcelona merece y de un modelo de celebración que el COI estudia de cerca, con la posibilidad de convertirlo en un ‘standard’ de las posteriores celebraciones de las ciudades que han sido olímpicas tras Barcelona