Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Oroza echa un pulso a la adversidad
El exciclista paralímpico es el único vasco en el estatal de lucha de brazos, en el que logra un bronce
Si alguien sabe de retos, ese es Aitor Oroza. El bilbaíno ha tenido que hacer frente a la adversidad desde su mismo nacimiento. Y es que vino al mundo hace 41 años con una parálisis cerebral que no le ha impedido alcanzar altas cotas en el mundo del deporte. No en vano, es el ciclista vasco discapacitado más laureado, con nueve medallas mundialistas, siete en Europeos y dos participaciones en Juegos Paralímpicos (Pekín 2008 y Londres 2012). Colgó la bicicleta en 2015, pero la vena competitiva seguía viva y le ha llevado a probar suerte en la lucha de brazos. Vamos, lo que siempre se ha llamado echar un pulso. Y, al parecer, no se le da nada mal. En su primera participación en el Campeonato de España, celebrado el pasado sábado en Reinosa (Cantabria), Oroza se ha subido al podio en la categoría adaptada, que incluye sin distinciones a todo tipo de discapacitados.
El bilbaíno se colgó la medalla de bronce en la competición de brazo izquierdo y fue cuarto con el derecho. Era la tercera vez que Oroza competía en una disciplina que practica desde hace menos de un año. “Me retiré como ciclista debido al desgaste de cadera, pero echaba de menos la competición”, reconoce.
En un primer momento, probó con el fisioculturismo: “Pero para eso hacen falta recursos económicos. Además, no hay categoría de parálisis cerebral y la forma de competir es diferente, es algo más visual. Tenía muchas puertas cerradas”. No arrojó la toalla y siguió buscando: “Por mi discapacidad, el abanico de deportes que puedo practicar es reducido. Pero por internet descubrí las competiciones
Se adentró en esta disciplina hace menos de un año y ha creado la Asociación Vasca
de lucha de brazos. Son unas extremidades que siempre he tenido fuertes”.
Se puso a ello y el pasado mes de diciembre se acercó para ver una exhibición en León, donde esta disciplina ha arraigado con fuerza. “Allí me dijeron que era muy raro que en el País Vasco no hubiera ningún equipo. Así que dije: ‘ya lo monto yo’”. Ni corto ni perezoso, Oroza inició los trámites para la constitución de la Asociación Vasca de Lucha de Brazos, la cual registró en febrero no sin dificultades: “La tuve que constituir como
Ha animado a algunos jóvenes a probar: “Entrenamos en algún parque, en mi casa...”
asociación cultural, el Gobierno Vasco no permitía que fuera deportiva”. A nivel estatal, la situación es similar, ya que no existe una Federación Española, sino una Asociación fundada en 1989. Sin embargo, a nivel internacional, la lucha de brazos o ‘arm wrestling’ (denominación en inglés) es una disciplina extendida que aspira a ser incorporada al programa olímpico.
Oroza es el presidente de una Asociación Vasca en la que, de momento, no hay más competidores. No obstante, ya ha reunido un grupo de chavales que se van familiarizando con esta disciplina: “Entrenamos donde podemos: en algún parque, en mi casa...”. No hace falta una gran infraestructura. “La mesa -que incluye unas agarraderas y unas almohadillas de protección- y nada más. Es un deporte muy barato”, destaca.
En el estatal de Reinosa del pasado sábado, Oroza fue el único representante vasco entre las 130 personas -tanto discapacitadas como no- que tomaron parte en el evento. La idea es que, en próximas ediciones, haya alguno más. A nivel individual, se ha marcado un objetivo para la cita de 2018: “Tengo que quedar primero o segundo, ya me he picado”. El bilbaíno es puro carácter. “El sábado ya tuve un rifi-rafe con los organizadores, porque para subir al podio había solo escaleras, no había rampa”, destaca. “Me gusta dar guerra”, reconoce. Está acostumbrado a plantar batalla en todos los terrenos. Su vida ha sido un pulso constante y Aitor es de los que ganan