Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
La magia la hacen ellas
Tras los récords del mundo logrados por Sjöström (50 libre) y Masse (100 espalda), las chicas amenazan con borrar totalmente las plusmarcas de la época de los bañadores mágicos; a los chicos aún les queda trabajo
1 de enero de 2010. Fue la fecha de, para muchos, la involución. Pero el tiempo ha demostrado que no fue del todo cierto. Aquel fue el día fijado por la Federación Internacional de Natación para prohibir definitivamente el uso de los conocidos como bañadores mágicos, prendas compuestas por diferentes combinaciones de poliuretano y neopreno que cubrían de forma completa el cuerpo de los nadadores para darles mayor flotabilidad y favorecer la rebaja de tiempos.
Nacieron como una guerra de marcas, como una versión mejorada de Arena y de Jaked al LZR de Speedo (con un porcentaje de poliuretano en su composición mucho más bajo) sacado a inicios de 2008. Los bañadores de estas dos primeras marcas provocaron una explosión de récords del mundo: en total, 255 batidos entre piscina corta y piscina larga, entre su aparición en febrero de 2008 y el 31 de diciembre de 2009, día de su adiós. Un adiós producido como reacción de la FINA ante una avalancha de récords que tuvo su punto álgido en el Mundial de 2009.
Fueron 43 los récords del mundo batidos en aquella cita en Roma, la inmensa mayoría de ellos con esos bañadores mágicos. Hubo algunas excepciones, como las plusmarcas logradas en 100 y 200 mariposa por Michael Phelps y “su” Speedo, que no incorporaba todas las novedades tecnológicas . Pero, en general, aquel campeonato fue de locura.
Se batieron récords por la mañana y por la tarde, algunos de ellos efímeros: duraron el tiempo justo para pasar de una semifinal a otra. Esta lluvia desmesurada de récords impulsó a la FINA a prohibir el uso de estos bañadores a partir del 1 de enero de 2010. Eso sí, los récords batidos eran legales y, en consecuencia, se mantuvieron. La pregunta estaba clara: ¿cuándo volverían a batirse? Ryan Lochte
abrió la veda en los 200 estilos del Mundial de Shanghai 2011, más de un año después de la prohibición de esas prendas. Ahora, tras el Mundial de Budapest, la amenaza a las marcas femeninas de aquella época. si bien no a las masculinas, es más real que nunca.
Sjöström y Masse como ejemplo
Los 43 récords del mundo de Roma contrastan con los 11 que se han batido en Hungría: AdamPeaty (dos en 50 braza), Lilly King (50 y 100 braza), Sarah Sjöström (50 y 100 libre), Kylie Masse (100 espalda) y los cuatro de relevos de Estados Unidos (4x100 estilos femeninos y los más recientes 4x100 libre mixtos y 4x100 estilos mixtos –este en dos ocasiones–). De todos ellos, el de Sjöström en 50 libre (23.67 segundos y el de Kylie Masse en 100 espalda (58.10 segundos) son los que han servido para borrar de la tabla de récords dos registros de poliuretano: los 23.73 segundos de Britta Steffen y los 58.12 de Gemma Spofforth, respectivamente, ambos de un lejano 2009.
Así, tras estos dos registros, tan solo quedan cuatro plusmarcas femeninas
Solamente quedan cuatro récords del mundo femeninos en larga de 2008 y 2009
Los récords del mundo masculinos de aquella época están siendo los más duros
en piscina larga pertenecientes a los años 2008 y 2009 que todavía no se han batido. Esta cifra contrasta con las catorce que tienen por delante los chicos en la piscina olímpica. También en piscina corta son las chicas quienes están más cerca de mandar al baúl de los recuerdos el poliuretano: les quedan dos récords por batir, en contraste con los ocho masculinos. Unas cifras que, sin duda, serán difíciles de completar. Eso sí, los bañadores mágicos cada vez son más historia. La amenaza de las nadadoras a todas esas plusmarcas es más real que nunca. Ahora, la magia la hacen ellas