Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

RAÚL Y ADURIZ NO PERDONAN

Dos goles del navarro antes del minuto 30 y otro del donostiarr­a al final certifican el pase de los rojiblanco­s Ziganda apuesta en su estreno oficial en un repleto San Mamés por los mismos leones que en Bucarest

- Iñaki Ugalde Bilbao

Los viejos rockeros nunca mueren. Menos si se trata de dos futbolista­s que llevan muchos años dando patadas al balón, pero que conservan intacta la ilusión del debutante. Un par de goles de Raúl García antes del minuto 30 y otro de Aduriz a un suspiro del final permitiero­n al Athletic asegura su presencia hoy en el bombo del nuevo sorteo de esta fase previa de la Europa League.

Los leones, pese a tratarse de una calurosa tarde-noche del siempre festivo agosto, no caminaron solos ante el Dinamo Bucarest. Más de 41.000 aficionado­s rojiblanco­s se dieron cita en San Mamés para tratar de llevar a su equipo, todavía falto del necesario rodaje, en volandas. El club, esta vez sí, estuvo acertado a la hora de tomar iniciativa­s para fomentar esta asistencia.

No era además un día cualquiera. Kuko Ziganda se estrenaba en el banquillo del estadio rojiblanco como entrenador del primer equipo tras los cuatro años de Valverde. El navarro supo leer el encuentro de la manera debida. Existía cierto temor, no exento de riesgo, de empezar con un fracaso, pero no fue así. Al contrario. El Athletic venció e incluso convenció.

El mismo once titular

Ziganda apostó de salida por los mismo once jugadores que puso en liza una semana antes en Rumanía. El navarro, que se estrenaba en San Mamés como entrenador del primer equipo rojiblanco, hizo en solo dos partidos lo que a su antecesor, enrolado ahora en las filas del Barça, le llevó más de media temporada: repetir idéntica alineación. Williams, en tal tesitura, tuvo que conformars­e con ocupar plaza en un banquillo al que también volvía Arrizabala­ga, su compañero en la selección sub-21 española.

Contra, por su parte, apostó en Bilbao por el sistema que empleó en la ida tras el descanso. El Dinamo, bajo tal perspectiv­a, se plantó en el renovado césped de San Mamés con el clásico 4-4-2. Rivaldinho, hijo del mítico Rivaldo y autor del gol local en Bucarest, ocupó plaza de delantero junto a Nemec. Los visitantes, a

diferencia de lo acontecido en el primer choque, salieron a dar la cara con un repliegue, eso sí, intensísim­o.

El Athletic arrancó con ganas en un estadio que acogió a más de 40.000 espectador­es, pese a encontrarn­os en pleno periodo vacacional. Los leones presionaro­n muy arriba la salida de balón de los de Contra, pero no acabaron de aprovechar los balones que recuperaba­n con relativa facilidad. El balón parado, tras un tanto anulado a Aduriz por fuera de juego, volvió a dar réditos a los de Ziganda. Beñat sacó al segundo palo, De Marcos empalmó sobre la marcha y Raúl García concretó. Cinco minutos más tarde el propio centrocamp­ista navarro hacía el segundo tras una espléndida volea a pase de Beñat. Los rojiblanco­s tenían el marcador donde querían antes de la primera media hora de partido.

Los leones, con los deberes hechos antes del descanso, juntaron líneas con un cierto repliegue defensivo en la segunda mitad. Los pupilos de Contra dieron un paso hacia delante, pero fueron incapaces de inquietar a un Herrerín bien protegido por sus compañeros. Los bilbaínos, desde esa seguridad a la hora de la contención, supieron además desdoblars­e con cierto peligro ante el marco visitante. Susaeta, Muniain y Aduriz acapararon las ocasiones locales.

Contra buscó soluciones en el banquillo. Ziganda, en cambio, optó por dar oxígeno a sus futbolista­s. El cambio de San José por Raúl García resultó bastante significat­ivo. Después entró Williams y, a un suspiro del final, Aketxe ocupó el puesto de Aduriz, quien poco antes había tenido ocasión de cerrar el marcador

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