Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Del cosquilleo a la gloria bendita

El entrenador navarro hace realidad un sueño en su primer partido oficial ante su gente

- Jon Zubieta Bilbao

Uno de los grandes puntos de interés de la jornada europea tenía como foco informativ­o a José Ángel Ziganda. El día especial llegó para el entrenador de Larrainzar. La cita en la que la emotividad puede desbordar la mente abrazó al navarro. Ya había adelantado en la rueda de prensa previa que sentía un cosquilleo por servir a la causa en un marco incomparab­le. Jugador de casta, técnico intenso, iba a probar el recibimien­to de una hinchada que deseaba hacer resonar los tradiciona­les gritos de “¡Kuko, Kuko!” que premiaban su carrera como futbolista.

Querido, respetado, Ziganda tiene cartel entre la hinchada del Athletic y era de esperar que las muestras de cariño se dejaran notar en la grada. Era previsible también que alguna pancarta se distinguie­ra entre los aficionado­s. ¿La habría? Pues sí.

Como requería la ocasión, el míster bilbaíno se presentó en su templo perfectame­nte trajeado. Quizá al saltar al verde le venían a la cabeza los maravillos­os recuerdos de su último encuentro como futbolista del Athletic, aquel imborrable 15 de mayo de 1998, cuando un gol de Etxeberria daba el acceso a la Champions League. Ziganda apenas disfrutó de unos 20 minutos después de relevar a Urzaiz. Vio la amarilla también. Casi dos décadas después también se le erizaba el vello ante una ocasión soñada.

Un fugaz “¡Kuko, Kuko!”

Como era de esperar al minuto de juego Ziganda se salió del banquillo y se colocó en una esquina del área técnica. Se le notaba sobresalta­do, nervioso, en un ambiente caldeado en muchos momentos. La grada apretaba y bien que se agra-

Nervioso desde el comienzo, se desató con el primer gol y se fue ‘tranquiliz­ando’

decía. ¡Qué sería de San Mamés si esta presión fuera más frecuente!

Con el sufrimient­o esperado, el navarro estaba esperando un momento de explosión, así de paso se sacudía los nervios. Y llegó con el primer gol. Ziganda se volvió donde Urkiza, el preparador físico, a fundirse en un abrazo. Ya no llevaba

41.845 espectador­es pueblan un San Mamés que estuvo volcado con el equipo

la chaqueta. Cuando llegó el segundo tanto, Kuko estaba comedido y controló su estado de ánimo. Un par de minutos más tarde, se oyó, de manera fugaz, un “¡Kuko, Kuko!”, como en los viejos tiempos. 41.845 espectador­es presenciab­an un partido histórico para el nuevo entrenador. El primer técnico navarro que dirige al Athletic se merecía un premio así. Con sufrimient­o y de manera trabajada. Su equipo fue muy ‘cuco’ por momentos

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FOTO: J. ECHEVERRÍA Kuko Ziganda El navarro debutó como entrenador del Athletic en San Mamés

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