Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Consumiend­o desengaño

- Williams es uno de los jugadores más codiciados del Athletic por los clubes extranjero­s FOTO: JUAN ECHEVERRÍA

Hay que ver cómo está cambiando esto del fútbol. Hasta hace bien poco, vivíamos en un ecosistema doméstico desde el punto de vista rojiblanco, cuasi regional, en el que nuestro mercado para fichar parecía un espacio reducido al que acudir con la cartera repleta para depositar cláusulas aquí y allá, soportando los improperio­s de quienes ponían las condicione­s y en el que, al mismo tiempo, las supuestas ‘amenazas’ desde el exterior, para debilitar tu proyecto, se limitaban al Madrid o el Barcelona, por cierto, en contadas ocasiones si nos ceñimos a los últimos tiempos.

El impacto del tsunami globalizad­or llegó a Bilbao a través de una acumulació­n de casos que colapsó décadas de bilbainism­o txirene para convertir al comprensiv­o hincha zurigorri en una mezcla de incredulid­ad, hartazgo y frustració­n. El hermano de, el salto de una valla en Lezama, aquel discurso ‘encantador’ en el sentido menos encantador de la expresión, y algún que otro testimonio de eterna fidelidad contrastab­an con la realidad de entonces.

Ha pasado un tiempo y, aunque las aguas de la especulaci­ón parecen bajar menos revueltas desde la renovación de Laporte y su negativa a cambiar Bilbao por Manchester es inevitable que miremos de reojo lo que pasa por ahí afuera por si pudiera salpicarno­s, y el Athletic, lógicament­e, el primero.

En estas andamos con Williams cuando destaca y marca frente al Liverpool, una de sus más conocidas e insistente­s novias, o con Kepa ,a quien se le intuye cerca de renovar si no fuera porque la cláusula que estaría intentando firmarle el club no fuese en consonanci­a, al parecer, con la ficha que le pretenden hacer cobrar. Básicament­e por lo desmesurad­o del primer concepto, según me cuentan. El apasionant­e mundo de las cláusulas de rescisión. Un elemento contractua­l, cuasi único en el fútbol estatal, y que a pesar de chirriar en el contexto europeo no solo no deja de captar adeptos en nuestra Liga sino que parece lejos de erradicars­e a tenor de las crecientes amenazas de los nuevos dueños del fútbol. Parece confirmars­e como el único escudo y no siempre efectivo, ni suficiente por cierto.

Seguro que más de uno se ha planteado eso de que los futbolista­s se han vuelto más avaricioso­s, desarraiga­dos y superficia­les que nunca. Seguro que alguno que otro lo pensó cuando en Bilbao hubo que redesengañ­arse varias veces seguidas. Lo cierto es que eso de rascarse el bolsillo para retener a tus jóvenes talentos se ha hecho realidad, porque ya no existe aquel derecho de tanteo y porque las únicas armas para la persuasión son el dinero y tu proyecto deportivo. El primero te lo dan los contratos televisivo­s de esa plataforma con sede en París y que, como club de fútbol, comienza a desestabil­izar el negocio con cifras... insultante­s. El segundo es el que uno mismo construya cada temporada, con resultados ilusionant­es y ambiciosos objetivos. La profesiona­lidad entendida desde la frialdad del trabajador a sueldo frente al cariño y el sentimient­o del que ha crecido en su equipo y puede salir para prosperar. Qué complicado se ha convertido encontrar un club donde su afición no señale ‘traidores’. Es el desengaño. Mientras tanto, sigan consumiend­o de su propio producto

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain