Una hora de sufrimiento

La cosa terminó bien, pero el susto que pasó el Athletic ayer en Atenas se recordará bastante tiempo. Hasta que Aduriz redujo diferencias en el minuto 68, el pase a la fase de grupos de la Europa League se había puesto muy cuesta arriba con el 2-0 adverso en el marcador. Sobre todo, porque hasta esos momentos el equipo rojiblanco había realizado un encuentro muy flojo y no daba muestras de tener capacidad de hacer daño en el área griega.

Pero cuando peor pintaban las cosas, el Panathinaikos sufrió una ‘pájara’ colectiva y en solo seis minutos el cuadro bilbaíno aprovechó el bajón rival para dar la vuelta al marcador y, de paso, poner el resultado muy favorable para el partido de vuelta del próximo jueves en San Mamés. El 2-3 parece renta suficiente para no pasar demasiados apuros y sellar el billete a la fase de grupos.

Eso sí, el triunfo no debe ocultar el deficiente juego que hicieron los de Kuko Ziganda. Este partido debe servir al preparador navarro para analizar todo lo que hizo mal su equipo durante la primera hora de partido, algo que le colocó al borde del precipicio continental. Cierto es que el lamentable césped del Apostolos Nikolaidis no estaba para muchas florituras, pero si uno se pone a sumar las pérdidas de balón y los pases errados de los jugadores rojiblancos durante gran parte del encuentro, la cifra podría ser escandalosa.

Por momentos, dio la impresión de que los leones iban a firmar otro ridículo europeo a domicilio como los de la pasada campaña en Nicosia, en Genk o en Reggio Emilia. Pero, esta vez, después del sufrimiento llegó la reacción y el premio en forma de inesperada victoria. Ahora, toca recuperar fuerzas cuanto antes, porque el debut liguero ante el Getafe está a la vuelta de la esquina