Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Cuidado con los ejemplos
Los fragmentos de programas extranjeros no son una prueba irrefutable
Los programas deportivos han desarrollado un método para analizar la repercusión, el impacto y la percepción de determinados acontecimientos futbolísticos: muestran fragmentos de espacios televisivos extranjeros reaccionando a ese evento. El hecho de ofrecer imágenes de un programa alejado de las filias y las fobias, la inercia y los vicios informativos autóctonos, le da una pátina de solvencia, de objetividad, de mirada con perspectiva a ese análisis. Suele usarse, por ejemplo, para demostrar la percepción que se tiene de un jugador de La Liga en otro país, o de un técnico en el nuevo país en el que entrena…
Ayer, en Jugones, por ejemplo, nos mostraban la impresión que tienen en Argentina sobre Leo Messi después del empate contra Venezuela. En el vídeo de resumen insertaban fragmentos de dos espacios deportivos donde cuatro o cinco periodistas cargaban ferozmente contra él (y, casualmente, también contra Mascherano). En Jugones, estos breves fragmentos se vendían al espectador como el reflejo de “la prensa argentina”. Pero ¿tenemos contexto del tipo de programas que son? ¿qué línea editorial tienen? ¿tenemos referencias de los periodistas? ¿conocemos su trayectoria para valorar la credibilidad, la autoridad o su profesionalidad? Jugones elige (y por lo tanto, descontextualiza) los fragmentos: solo muestra los dirigidos a Messi y Mascherano porque son los que juegan aquí. La información está sesgada: no vemos análisis global, sino fragmentos interesados. La rabia y el desprecio que destilan tampoco podemos valorarlo como algo general.
¿Piensan todos lo mismo o es la reacción más impactante e hiperventilada que han encontrado y la que da más espectáculo? ¿Conocemos el rigor de ese periodista al opinar? No. Vemos un tío rajar indignado delante de un micro, pero eso no es garantía de calidad informativa ni ejemplo del clima global de la prensa en el país. Es, por ejemplo, como si en un país lejano eligieran los editoriales de Pedrerol o las barbaridades de algunos tertulianos de El Chiringuito como ejemplo de la opinión de la prensa española