Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
La gran sorpresa bilbaína del viaje a Berlín del 86
Lo nunca visto: Heyne, portero del Magdeburgo, subió a rematar un córner en el último minuto del duelo
El Athletic regresa a Berlín 31 años después. En aquel ya lejano 30 de septiembre de 1986, los leones aterrizaron en la entonces capital de la llamada Alemania Oriental para trasladarse en autobús hasta Magdeburgo. Allí les esperaba la vuelta del cruce de treintaidosavos de final de la Copa de la UEFA frente al conjunto local. El equipo entrenado por Iribar partía con la ventaja del 2-0 conseguida en San Mamés.
Los leones tuvieron que sufrir hasta el mismísimo pitido final para hacer bueno el resultado de casa. Un hecho inusual en aquellos tiempos causó sorpresa en la delegación rojiblanca, prensa incluida. Un lance del fútbol que se ha convertido hasta cierto punto habitual en los tiempos que corren: el portero rival subió a rematar en un córner.
“Los jugadores alemanes acorralaron al conjunto vasco hasta el extremo de que Heyne, su gigantesco portero, acudió al final al área del Athletic para intentar cazar algún balón por alto”, recogía en su crónica Santiago Segurola, enviado especial de El País. “Si llega a marcar, habría pasado a la historia del fútbol”, concluía en su relato sobre este choque.
Biurrun, protagonista
“Con tremenda angustia hasta el final del partido, cuando los germano-orientales apretaron el acelerador a fondo (hasta el portero se sumó en busca del remate), chocando con un Biurrun inspirado”, describía la clasificación de los rojiblancos Paco Crespo, enviado especial de El Correo. “Como nota anecdótica de un ‘partido-calvario’, las dos subidas en busca del remate del mismísimo portero alemán, Heyne, que trató de aprovechar sus casi dos metros para ayudar a su equipo. Algo que jamás habíamos visto sobre un terreno de juego, pero que también contribuyó a sembrar el pánico en el área rojiblanca”, matizaba en su crónica dicho periodista.
El propio Vicente Biurrun, uno de los grandes protagonistas en clave Athletic de aquel duelo frente al Magdeburgo, repasa con MD aquel lance que tanta curiosidad suscitó entonces y que tan habitual se ha convertido ahora. “Sí que resultó algo extraño; pero a mí no me pareció nada anormal que el portero, con la altura que tenía, hiciese de delantero en busca del gol que les permitía empatar la eliminatoria. Fue una solución a la desesperada, en plan kamikaze. Supongo que a mis compañeros les diría algo así como ‘a por todas y a defender bien este córner’. Al final no remató ni él ni nadie”, bromea.
Liceranzu, al choque
Iñigo Liceranzu no recuerda con precisión quién se encargó del marcaje del meta Heyne en su incorporación al ataque. “Nos tocaría a Goiko o a mí, no sé. Lo que sí es cierto es que ellos necesitaban un gol para forzar la prórroga y que tenían un portero que medía casi dos metros. Lo lógico era mandarle arriba, aunque no fuese lo que se estilaba en aquella época”, matiza el exleón.
Al mítico central del Athletic de aquel viaje le llamó mucho más la atención las diferencias existentes entonces entre las llamadas Alemania del Este y Alemania del Oeste: “Cuando cogimos el bus que nos llevó hasta Magdeburgo se veían las banderas alemanas en un lado y las soviéticas en el otro, en los edificios quedaban todavía restos de las balas de la Segunda Guerra Mundial, los coches eran muy viejos... Que subiera el portero -bromea- me llamó menos la atención”.
“Si llega a marcar, habría pasado a la historia del fútbol”, rezaban las crónicas
Iribar, de míster
Iribar, míster del Athletic en aquel duelo, aseguró al término del choque que “yo no he sufrido. El portero está para parar y Biurrun hoy lo ha hecho muy bien”. El equipo bilbaíno, por cierto, estuvo formado por Biurrun; Urkiaga, Liceranzu, Goiko, De la Fuente (Elgezabal, min. 31); Pizo Gómez, Gallego, Patxi Salinas, Luis Fernando; Endika (Sarabia, min. 87) y Argote.
Dirk Heyne, portero del Magdeburgo durante 14 temporadas y del Borussia Mönchengladbach otras tres, intimidó a los leones con sus 190 centímetros de altura en su subida a rematar un córner. Lo nunca visto hasta entonces