Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Sagan cierra un año “fantástico”
Logró el oro en el Mundial pese a un resfriado y a competir en inferioridad de condiciones
Si ganar un Mundial ya es muy difícil, conquistar tres y seguidos es el máximo. Una gesta que nadie había logrado hasta la carrera de Bergen (Noruega) el pasado domingo, en la que Peter Sagan escribió un nuevo capítulo en la historia del ciclismo. Un nuevo capítulo que todavía podría ir a más si vuelve a repetir el éxito la próxima temporada en el Campeonato del Mundo que se disputará en Innsbruck (Austria).
Hasta la fecha, sólo cuatro ciclistas más en la historia del ciclismo han logrado ganar tres ediciones del Campeonato del Mundo –el italiano Alfredo Binda, los belgas Rik Van Steenbergen y Eddy Merckx, y el español Óscar Freire–, pero ninguno de ellos fue capaz de hacerlo de forma seguida. Por tanto, de colgarse su cuarto oro en 2018 sería doblemente histórico, por ser el primer ciclista en conquistar cuatro Mundiales de forma consecutiva. El último éxito del ciclista mejor pagado del pelotón –seis millones de euros por temporada los que le reporta su equipo, Bora, cantidad a la que habría que sumar los ingresos por publicidad y patrocinios– tiene un gran mérito por varias razones. El eslovaco logró el triunfo por un suspiro al sprint, en un circuito que parecía más acorde para un rodador o escalador, pero que evidenció la mejora en la forma de correr y entender las carreras que ha experimentado en las últimas temporadas.
Además, Sagan no corrió al 100% al arrastrar todavía un resfriado que le hizo perderse la contrarreloj por equipos y puede decirse que lo hizo en inferioridad de condiciones. Mientras las grandes selecciones como Bélgica, Noruega, Australia, Italia, Francia o España estaban integradas por nueve ciclistas, Eslovaquia sólo contaba con seis, entre los que también se encontraba el hermano su hermano Juraj. No obstante, Sagan leyó de forma fantástica la carrera y supo elegir la rueda adecuada, la del colombiano Fernando Gaviria, que le permitió a sus 27 años abrazar su tercer oro.
Es Sagan además un ciclista que, pese a la imagen de extrovertido que cultiva, tiene todo bajo control y sabe ser elegante cuando toca. Se vio el domingo, tras acabar el Mundial, cuando dijo que le sabía mal por Kristoff, plata, al correr en casa y al dedicar el triunfo entre lágri- mas a Michele Scarponi, que ayer hubiera cumplido 38 años de no ser mortalmente atropellado el 22 de abril, y a su mujer, embarazada.
Por todo ello, calificó de “fantásti- ca” la temporada, incluso después de sufrir la humillación de ser ex- pulsado del Tour por el controverti- do codazo a Cavendish y ser el cen- tro de muchas críticas por ello. Con la victoria en Bergen, Sagan cerró un año para enmarcar, con 12 triun- fos de etapa que elevan a 104 sus vic- torias como profesional