Si lo pide Andrés

SI ALGUIEN TIENE UNA ascendencia indiscutible en el fútbol español es Andrés Iniesta, el autor del gol de la final de Sudáfrica que acabó con los viejos tópicos balompédicos de la piel de toro y enloqueció de alegría a un país que, gracias al albaceteño y a esa piña de extraordinarios jugadores elegidos por Del Bosque, empezó a mirar al mundo de tú a tú. Si hay alguien que ha merecido todas las reverencias en cuantos estadios jugó y es despedido entre grandes aplausos no es otro que el fino interior y capitán del Barça. Iniesta se fue llorando de Fuentealbilla con 12 años, ingresó en La Masía y allí creció y se hizo un futbolista modelo de comportamiento. ¿Quién le puede negar un deseo al héroe que nos hace tan felices?

HACE FALTA ESTAR CIEGO para no atender la llamada, a una y otra parte, de Andrés. Su frase “Dialoguen, háganlo por nosotros. Merecemos vivir en paz”, es un alegato casi desgarrador para alguien que conoce perfectamente de qué habla. Para un ciudadano que se considera tan español como catalán porque en su caso conoce ambas sensibilidades. Su mensaje no debería caer en saco roto a los políticos que tienen la obligación de resguardar la convivencia y los derechos fundamentales individuales de todos.

INIESTA ES UN DIOS PARA la afición y hay que agradecerle que de la cara ante uno de los momentos más inciertos y frágiles de las últimas décadas. Es un ejemplo de fraternidad que no están dando otros futbolistas endiosados, recogidos en sus zonas de confort y ocultos bajo su silencio cuando la situación exige primero ser conciudadano antes que futbolista. Ni un tuit, ni una frase, nada... ¿Dónde están los ídolos de nuestros equipos? El sentido común ha venido también de Sergio Ramos , el racial capitán de la selección, lamentando la imagen que dio España y expresando el deseo de vivir en un país libre y democrático. Si lo piden ellos, ¿quién se atreve a negarse?