Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Pilotando con las palabras
MD se subió al MRW Rally Team para descubrir los secretos y la importancia de las notas de un copiloto
“E6 - ob trt D 6 + sobre 80”. A simple vista, esta ‘frase’ puede parecer una equivocación. Quizás un jeroglífico. Pero es lo que permite que un piloto pueda pilotar un coche de rallies a toda velocidad, con confianza, acelerando por tramos de todo tipo en su batalla constante contra el tiempo. Es ahí donde cobra sentido la función del copiloto, al que muchas veces no se le da la importancia que se merece. Siempre a la sombra de unas manos prodigiosas, su labor es crucial.
Podríamos decir que se trata del cerebro de cualquier piloto, que envía las señales adecuadas en el momento preciso y de la forma correcta para que el piloto las convierta en un recorrido perfecto. Palabras que se llaman notas, y es que en lugar de recitar se entonan, creando la letra de una canción extraña que genera una química única entre piloto y copiloto, que deben entenderse más que nunca para trazar un camino.
“Carlos me decía siempre que con nuestras notas él podría dibujar el tramo en una hoja de papel”, recuerda Luis Moya a MD, destacando la importancia de éstas en los éxitos de cualquier tripulante. “Son vitales. Lo fueron siempre, pero hoy en día lo son mucho más, porque desde hace unos años sólo se puede pasar dos veces por cada tramo para hacerlas”. La metodología no es nada sencilla. Marc Martí, copiloto de Sordo, explica que “antes de cada rally, en caso de que haya un tramo nuevo tomamos las notas juntos a una velocidad limitada entre los 60 y los 80
“Carlos me decía que con las notas él podía dibujar el tramo en un papel”, expresa Moya
km/h. El piloto va dictando y describiendo lo que ve curva a curva y el copiloto va leyendo el roadbook e indicando la dirección del tramo. Hasta que en la segunda pasada, el copiloto va cantando las notas que han tomado y se van rectificando, también a baja velocidad”. El trabajo de la ‘media naranja’ del conductor no acaba aquí. Luego toca pasar a limpio letras y números, que juntos sólo cobran sentido dentro del coche y con un mismo piloto. Y es que “no hay nada escrito sobre las notas”, expresa Moya, asegurando que cada piloto tiene su forma de hacer. “Los ingleses son descriptivos. Los franceses van por grados de volante con números del 1 al 10 o del 10 al 1. El sistema que tienes que usar debe ser muy exacto y preciso. Cuando defines una curva con un valor, éste debe ser siempre igual en el mismo tipo de curva para que el piloto sepa qué viraje viene”, añade Martí.
Dando la nota
Aunque, no todo es escribir, el momento de cantar es crítico. Por algo le llaman el “asiento del miedo”. No sólo por la velocidad, sino por la responsabilidad en cada nota entonada. Uno de los secretos está en la entonación. “Me da igual que un copiloto lea mejor o peor el roadbook. Hay que dar con el ‘timing’. Hay pilotos que quieren que se les lea una curva antes y otros en el momento que llega, y tienes que estar tremendamente concentrado”, comenta Moya, destacando que en dicho ‘poema’ hay que poner énfasis
Cada piloto usa unas nomenclaturas diferentes y el ‘copi’ debe adaptarse
con la voz en las curvas más complicadas. “La gente se piensa que no miramos la carretera, pero tienes que estar constantemente cogiendo referencias de donde estás.
La teoría parecía sencilla, y con la ayuda del MRW Rally Team, estructura que apoya a Nil Solans en el Mundial, MD lo intentó junto al maestro David Usón. El copiloto del nacional de tierra nos dejó sus notas y el resultado fue un desastre. Sí. Dimos la nota. En tan sólo cinco curvas nos habíamos perdido y el piloto, Pep Basols, no pudo sacar el máximo de su coche en el tramo. Será “muy fácil” nos decía Usón, pero rápidamente vimos que la labor del copiloto debe ser mucho más valorada. Con sus palabras, también conduce