Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Cede su mano ganadora a Vesga

El ariete había hecho cuatro goles al Sevilla en San Mamés en sus tres últimas visitas

- Alberto García Bilbao

En las tres últimas temporadas, Aduriz se había convertido en un martillo pilón para el Sevilla en San Mamés. Golpe tras golpe. Cuatro goles, ya que en la campaña 2015-16 firmó un doblete. El killer del Athletic salió dispuesto a seguir con la racha y en la primera parte rondó con peligro la puerta de Sergio Rico en varias ocasiones.

Lo de Aduriz, teniendo en cuenta que los rojiblanco­s tampoco era precisamen­te una oleada constante, fue un martilleo continuado. Aunque el primero en recibir en esta pelea fue el delantero internacio­nal. En apenas veinte segundos, en la primera batalla por el espacio aéreo, se llevó el recado del central danés Kjaer.

Antes de llegar al minuto 10, el portero hispalense se adelantó a Aduriz en el primer palo tras un buen centro de Lekue desde la banda derecha. En el minuto 13 llegó una jugada polémica. Tras un saque de banda desde la izquierda, Raúl García peinó la pelota y el ‘20’ rojiblanco remató en el segundo palo, despejó Rico y el balón fue al brazo del lateral Carole. Aduriz reclamó con fuerza el penalti y le costó la cartulina amarilla de Iglesias Villanueva.

Lo siguió intentando, pasado el cuarto de hora de juego. Envío desde la derecha de Susaeta, remate de cabeza y la jugada acaba en córner tras dar el esférico en el central Lenglet. A la media hora, tras un pase de Córdoba, Aduriz logró rematar, pero muy forzado. Se quejó de la falta de un defensor sevillista. En esa ocasión tuvo que expresar su frustració­n en voz baja, el colegiado ya le había pasado la factura en su primera reclamació­n de pena máxima.

Y al filo del descanso, remachó la vaselina de Vesga en el 1-0, pero el cuero ya había traspasado la línea de gol. La diana se la apuntó el centrocamp­ista gasteiztar­ra. El killer seguía acechando, cada vez más cerca. No quería faltar a su cita con sus tantos ante la escuadra hispalense.

Comenzó la segunda parte con una sesión de vuelos. En uno de ellos, demostraci­ón de muelles, pero le pelota la despejó sin problemas la zaga del conjunto de Berizzo. Otra, una buena peinada, aunque la acción no fue a más. Le añadió más tarde algunos controles marca de la casa. A veinte minutos del final, Ziganda movió ficha. Retiró del campo a Raúl García y metió a Williams, una veloz bala que se había dejado en la recámara. El bilbaíno se fue a la banda derecha y Susaeta se mudó al centro, colocándos­e por detrás de Aduriz. Estilo Mestalla.

Baile por detrás del punta

Williams agitó un tanto el cotarro. Una marcha más. Aduriz y él se buscaban. Más baile. Con la entrada de Iturraspe por Córdoba, Susaeta probó otra posición en la banda izquierda. Y fue el de Abadiño el que ocupó plaza en la media por delante de San José y Vesga.

La tuvo Aduriz en el minuto 88, en un centro de Lekue que se le escapó al meta Rico y que más que chutar le pegó a él. Sabin Merino relevó a Susaeta y fue el de Urduliz el que acabó en la izquierda en el partido en el que el killer del Athletic le cedió su mano ganadora a Vesga para su estreno como artillero. Buen padrino para el bautizo

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