Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
“QUE ME COMPAREN CON ROSSI ES UNA PASADA”
Rossi solo hay uno. El problema está en si te lo crees o no. Yo no me lo creo. ¡Hay que hacer muchas para igualarle!”
¿Parecidos con Valentino? La altura y en que se cae poco, pero en el pilotaje no los encuentro”
Mis lumbares no están muy bien. Pilotando me he llegado a quedar sin respiración en el GP de Estados Unidos”
El chaval que no quiso ser skater. Sus padres, dueños de una tienda de patines y skates hicieron todo lo que estuvo en su mano para quitarle la idea de correr en moto. “Sí, probé todo lo que tiene en la tienda, pero no me acababa de convencer”; quien habla es Joan Mir, el brillante nuevo campeón del mundo de Moto3. Sí, campeón después de una brillante campaña en la que cerró en Australia matemáticamente el título después de ganar 9 Grandes Premios de 16. A Joan Mir no le han faltado más que dos temporadas en la categoría para certificar que estamos ante otro de esos pilotos “especiales” que genera la inacabable cantera española.
Muy tranquilo, siempre sonriente y de fácil conversación, a pesar de haber cerrado 2016 con 1 victoria en su casilla y quinto en el campeonato, Mir no figuraba especialmente entre la lista de los aspirantes al título esta temporada, pero sus tres victorias y cuatro podios en las 5 primeras citas, rápidamente lo pusieron líder del campeonato. Una posición que ya no abandonó. “Claro que comienzas la temporada pensando en positivo, con ilusión, pero un año como el que he tenido es algo que nunca te imaginas. Te puedes imaginar que puedes estar cómodo con la moto, que pueden llegar buenos resultados, pero el hecho de proclamarme campeón del mundo y llevar 9 victorias son números muy buenos”. Joan se para unos segundos dando la sensación que está repasando mentalmente esos triunfos. “Al final cada victoria te da un plus de confianza; yo creo que esto ayuda a afrontar la siguiente carrera con más ganas”. Pero, por otro lado, tantas victorias tienen el peligro de sacarte de la realidad, como tantas veces hemos visto en pilotos de su edad.
¿Cómo mantiene los pies en el suelo?
Haciendo lo de siempre. Hago lo mismo después de cada victoria o en las carreras que no gano: irme a casa, estar con mis amigos de toda la vida y entrenar como siempre. Me parece bastante fácil mantener los pies en el suelo; además considero que vengo de una familia humilde.
¿Su padre viene a los circuitos?
No siempre.
¿Y a qué se dedica?
Mi padre tiene dos tiendas de patines y skateboards, que son cosas muy divertidas. La gente me suele preguntar por qué no me dio por los patines. Sí, probé todo lo que tiene en la tienda, pero no me acababa de convencer y me llamaron más la atención las motos.
La prensa especializada es unánime a la hora de reconocerle un enorme potencial; hay quien, con los números de sus dos temporadas en el Mundial, le compara con Valentino Rossi. ¿Qué le parece?
Me parece muy bien, la verdad, pero Valentino solo hay uno. Pero, admito que me parece una pasada que a un chaval de 19 años le digan que se parece a Valentino. El problema está en si te lo crees o no. Yo no me lo creo. ¡Hay que hacer muchas cosas para hacer lo que ha hecho Valentino! Fabio Quartararo llegó hace años en el Mundial con el áurea de que iba a ser el nuevo Márquez, y mira. ¿Eso le da qué pensar?
Sí, da que pensar, porque la prensa al final escribe, pero lo difícil es llegar al Mundial y hacerlo bien. Fabio lo hizo bien y enseguida se dijo de él que sería el nuevo Márquez, , realmente, Fabio no es malo, yo lo considero muy bueno, me llevo muy bien con él, pero no va a ser el nuevo Márquez; o al menos eso espero.
¿Hay algo que tenga en común con Rossi? Pilotaje, físico, agresividad... Físicamente sí, porque soy de los pilotos más altos de la categoría de Moto3 y él también lo era; en eso nos parecemos un poco. También veo algo de parecido en que Valentino se cae poco. En cuanto a la manera de pilotar, no le encuentro ningún parecido.
¿Sigue estudiando o colgó los libros por las motos?
Si te soy sincero, dejé de estudiar cuando empecé el Mundial. Acabé 4º de la ESO y cuando llegó el momento de ir al Bachillerato me encontré que era muy complicado compaginar las carreras con los libros. Sí que está bien seguir estudiando, pero con la vida que llevo es imposible.
Esta temporada ha sufrido algunos problemas físicos. ¿Qué le pasó? Pasó el año pasado, cuando empecé a crecer muy deprisa. Siempre había sido de los más pequeños de la clase y de repente empecé a crecer, y creo que para los huesos y músculos no le va muy bien. Mis lumbares no están muy bien. Pilotando me he llegado a quedar sin respiración en Austin. También he tenido problemas con las rodillas, de tenerlas tanto tiempo recogidas al final de las carreras el dolor ha sido bestial. Empieza en la lumbar, se extiende hasta las rodillas y es terrible. Lo hemos estado tratando, ya no me pasa tanto; igual ya sólo en las dos últimas vueltas. Cuando usted ganó su primer Gran Premio en Moto3 en Austria el año pasado, le preguntaron por Mallorca y por su relación con Jorge Lorenzo. Usted respondió que no se habían saludado nunca, pero que era mejor, porque usted es fan de Valentino. ¿Puede aclarar lo que dijo en aquella ocasión?
Bueno, no es así del todo. Entrené con su padre (Chicho Lorenzo). Jorge estuvo saliendo con la prima de mi padre y hemos cenado en la misma mesa hace años. Pero cuando entré en la Rookies nunca me vino a saludar, algo que yo por ejemplo haría, y más cuando su padre me entrenaba. Podría haberse escapado y haberme saludado, aunque he de decir que ahora lo entiendo, porque con lo solicitado que están los pilotos de MOTOGP... Este año, en vacaciones, nos vimos en Formentera y nos saludamos. La verdad es que el simple hecho de hablar con él me gustó.
Un último asunto, importante: ¿es verdad que siempre usa calzoncillos de color naranja?
(Risas)… No, no, ¡ya los he cambiado! En el CEV siempre llevaba calzoncillos naranjas, era una manía, pero una vez se me olvidaron los calzoncillos naranjas y salí en carrera con unos color azul. Fue el año pasado en Austria, que fue mi primera victoria en el Mundial. Y desde ese día siempre uso estos; con algún agujero que otro, pero siempre los mismos