Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Heynckes y Rojo saben de resurrecci­ones en La Catedral

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Las aguas por Bilbao bajan revueltas. Lejos de despegar, el Athletic de

Ziganda va acumulando experienci­as frustrante­s de manera continuada. Al triunfo por 1-0 frente al Sevilla en Liga tras el último parón FIFA le han sucedido, de momento; el milagroso empate en Suecia, la alarmante derrota de Butarque y las nada esperanzad­oras tablas de Formentera. “Lo que no mejora, empeora”, que suele repetir el propio Kuko.

El Barça, para colmo de males (o de bienes, vaya usted a saber), llega esta noche a San Mamés con la vitola de líder invicto bajo la batuta de Valverde. Mientras algunos siguen añorando aquellos dos años en lo que a lo loco se vivía mejor por estos lares; otros empiezan a ser consciente­s de que durante el último cuatrienio de paz, tranquilid­ad e incluso felicidad se estaba mucho mejor de lo que parecía. Hoy, sin embargo, se impone la cruda realidad. La moral de la tropa está por los suelos. Dentro y, sobre todo, fuera del vestuario bilbaíno. Ziganda trata de ajustar las teclas, pero no acaba de dar con el toque adecuado.

Más allá de la sensación que se pueda tener de puertas hacia dentro de la caseta, me empieza a preocupar el ambiente que se respira fuera. Lo normal, dicen algunos, cuando la pelotita no entra. Yo no lo tengo tan claro.

El pasado fin de semana, antes de caer en Leganés y empatar en Formentera, dos hinchas acérrimos del Athletic me comentaban que habían dejado de ir a San Mamés porque se aburrían. Algo, matizaban, que no es exclusivo de la presente temporada. Me preocupó, sinceramen­te, escucharle­s hablar así. Y no son los únicos.

Una capa de pesimismo y negativism­o flota sobre el Botxo de un tiempo a esta parte en lo que al fútbol hace referencia. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que a cada revés que recibían los leones se respondía con un golpe sobre la mesa dentro y fuera del campo. Todos a una.

Las reacciones, como ejemplo

Temporada 1993-94. El Athletic llegaba al Carlos Tartiere tras golear por 7-0 al Sporting en La Catedral. Heynckes optó entonces por dejar en casa a algunos fijos habituales, lo que hoy se entiende por “rotar”, y el equipo perdió 3-0. Hubo más palos de los que se piensan tanto para el técnico alemán como para el propio conjunto bilbaíno, con Urrutia y Ziganda por cierto como titulares, pero la reacción general fue “esta derrota la va a pagar el Real Madrid”. Dicho y hecho. Los blancos caían tres días más tarde en Bilbao por 2-1 con San Mamés lleno hasta la bandera.

Algo similar sucedió tras el escandalos­o 7-0 en el Camp Nou de la Liga 2000-2001. Un auténtico siete en la línea de flotación del Athletic que fue remendado, nunca mejor dicho, una semana más tarde contra el propio Madrid en La Catedral. Aquella noche, con ambiente por todo lo alto en San Mamés, un gol de Alkiza sirvió para que el conjunto de Txetxu Rojo y Valverde amarrase los tres puntos.

Hoy, cierto es, llega el Barça y no el Madrid al Botxo. Los leones de Ziganda y la afición rojiblanca tienen la palabra. Todos a una suele resultar mucho menos complicado. Aupa!

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FOTO: AIOL Llega el líder Los leones tendrán que poner todas sus armas sobre el césped de San Mamés para intentar batir al equipo de Valverde

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