Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Sopla aire fresco en la élite del ciclismo profesional
El nuevo presidente de la UCI quiere suprimir los famosos pinganillos y reducir los equipos a seis corredores
Se adivinan tiempos movidos y nuevos en el mundo del ciclismo profesional. David Lappartient fue elegido nuevo presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI) en el pasado mes de septiembre y como cualquier recién llegado al cargo quiere dejar su huella, su sello. En su primera comparecencia pública el ex vicepresidente de la UCI dejó clara que “la prioridad entre todas las prioridades es el tema del fraude tecnológico”. Ni que decir tiene que esta medida fue y es aplaudida por todos, pero no tanto las otras dos que tiene entre ceja y ceja: la reducción del número de ciclistas que integran los equipos y la eliminación de los pinganillos.
Respecto a la primera ya se sabía antes de que arrancara el Tour de Francia que para garantizar la seguridad de las carreras, tanto por lo que respecta a corredores y espectadores, los equipos pasarán en 2018 de nueve a ocho ciclistas en las tres grandes –Giro, Vuelta y Tour– y de ocho a siete en las carreras World Tour, según acordó el Consejo de Ciclismo Profesional (CCP) tras su reunión en Ginebra. No contento con esta medida que entrará en vigor la próxima temporada, Lappartient, quiere ir más allá y dejar los equipos ciclistas en sólo seis integrantes. Esta medida debería aumentar la espectacularidad de las carreras y, al haber menos ciclistas la seguridad sobre el asfalto sería mayor, pero de rebote surge un problema con el que puede que no contara el máximo representante del ciclismo: más corredores se quedarían sin trabajo. No las estrellas. No las piernas superdotadas que se pagan a precio de oro, sino las de algunos trabajadores del pelotón.
De hecho, ya hay varios equipos que han aligerado sus plantillas. En 2018 BMC pasará de 29 a 24 corredores, Sunweb de 27 a 24, Quick-Step de 30 a 24 y a última hora, y hasta el momento, se ha sumado Movistar que de 28 pasa a 25. Los equipos, ante las medidas tomadas por la UCI, no necesitan tener unas plantillas tan amplias y ya empiezan a reducirsus efectivos, generando cierta preocupación en el pelotón internacional. La siguiente medida que David Lappartient tiene en mente tampoco deja a nadie indiferente: quiere pres- cindir de los pinganillos en las carreras, de las comunicaciones entre el director del equipo y sus pupilos. “He dejado muy claro que pretendo prohibir los pinganillos en el próximo Mundial. Los ciclistas no necesitan tanta información. Aparte, me gustaría que se redujera su uso en otras competiciones”, dijo.
La idea de Lappartient no es nueva ni original, y de hecho ya la aplicó su predecesor en el cargo, Pat McQuaid, en el 2012, hasta que en el 2016 se volvió a recuperarse una tec- nología que se desarrolló a mediados de los años 90 y que tiene tantos defensores como detractores. Entre los primeros Alberto Contador, quien tiene claro que los pinganillos no tienen que desaparecer, medida que a buen seguro aplaudirían los directores de los equipos, ya que para muchos de ellos es una herramienta muy útil a la hora de dirigirse a sus ciclistas, aunque también los hay que recelan un poco de ella y que cuando tienen que dar una orden importante utilizan a un corre- dor emisario para que transmita el mensaje. También hay corredores que se los quitan en algunos momentos de las etapas, por la molestia y el estrés que le genera, ya que en algunas situaciones el prestar demasiada atención a la información transmitida por radio puede provocar algún despiste que puede acabar en caída. Precisamente los pinganillos son muy útiles para prevenir el peligro, las situaciones de riesgo y donde no tiene rival es en las jornadas contrarreloj, donde las palabras de ánimo y las referencias de tiempo son fundamentales para los ciclistas que se están vaciando en la lucha contra el crono. 14 de los 20 directores en el Tour de 2009 pidieron que esta medida no se aplicara y la historia del ciclismo está repleta de páginas gloriosas en las que los ciclistas han demostrado que también se pueden controlar las carreras sin la necesidad del pinganillo.
Veremos a ver cuál es la postura de los directores y ciclistas en el inicio de la próxima temporada y cuando se vaya acercando el Mundial de Innsbruck, donde en teoría se van a prohibir los pinganillos. David Lappartien quiere un nuevo ciclismo, más auténtico, más ‘natural’, que enganche más a los aficionados, en el que haya más espectáculo y en el que prime la máxima pureza, de ahí que el siguiente paso sea el la eliminación de los corticoides, que pasarían a mejor vida en 2019
La reducción de ciclistas en los equipos generará más corredores en paro