Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
¡Bendito San Mamés!
La afición ‘perdona’ la afrenta copera y se vuelca de manera espectacular para animar como antaño
Existía en el ambiente de San Mamés una mezcla de sensaciones, enrevesadas tal vez por el temor a una debacle visto que un despegue era harto difícil ante semejante rival. Flotaba en el aire una enorme expectación por saber la respuesta de una parroquia desinflada de fe; se cernía el miedo a una noche de pañuelos y rechinar de dientes; también se sumaba al compromiso la situación de Kepa Arrizabalaga. Todo confluía para que la velada fuera extraordinaria. Y así fue. ¡Por fin!
Cuando a las 20.17 horas salieron los rojiblancos a calentar, se entremezclaron pitidos y ánimos, algo más de lo primero. Kepa estaba calentando minutos antes con un rictus de concentración total. Hora y pico antes, la recepción a los bilbaínos a la llegada del estadio fue colorida con bengalas incluidas.
“Gurea da garaipena”
Y la animación estaba servida, sobre todo entre las tribunas norte y sur. Con dos pancartas gigantes “Gurea da garaipena”, rezaba una con una zona superior con mosaico y otra con el tradicional “Jo ta ke irabazi arte”. El calor ambiental estaba servido y nada hacía recordar el pecado capital cometido el pasado miércoles ante el Formentera. La afición tenía que arrimar el hombro en semejante tesitura y los jugadores, corresponder como procede en estos casos. No hubo ni que esperar a que los latidos del león herido fueran taquicárdicos, a que la intensidad que se precisaba florecía. El público se adelantó a cualquier atisbo de reacción futbolística y apretó como luego lo hicieron sus pupìlos. Se olvidaban rencillas e incluso cuando Iturraspe dejó su puesto a San José por lesión no hubo reproches, sino premio anímico para ambos.
El “jo ta ke irabazi arte” se dejaba oír en las gradas y el escenario hablaba de reconciliación, solo que la duda, el temor, era si duraría.Todo hacía indicar que sí.Por momentos se vivió en Bilbao un ambiente que sed echaba de menos, que necesita un equipo que arrastra unos problemas de difícil resolución.
Más calor
Con la llegada de la segunda mitad en los primeros compases hubo embotellamiento por la posesión merengue y público leyó muy bien la situación para mostrar su mejor versión coral. “Ni Barça ni Madrid, Athletic!”, resonaba en un San Mamés como en las grandes citas, con la lluvia arreciando.
Por si faltara algo, la sustitución de De Marcos por Lekue fue premiada con una gran ovación y el público puesto en pie, reflejo de la
comunión de la hinchada con el desbordante esfuerzo de los rojiblancos.
En los últimos minutos, con el asedio blanco, los gritos de ánimo volvieron a arreciar: al león le falta aire y el cazador merengue estaba al quite. El temor a un gol desgarrador en el momento más fatídico flotaba en el ambiente. Williams se fue para que entrara Córdoba. Más apoyo de la hinchada. La angustia se multiplicaba. Pero todo acabó con un ejercicio insuperable de unión con el equipo. Y al final, la gran ovación.Todos perdonados. ¡Enorme!
La reconciliación entre la hinchada y el equipo fue vibrante, emocionante Ramos y su carácter
Fue expulsado por su reiteración en las faltas. Su prepotencia, que viene de largo, no resulta muchas veces sancionada.
El matrimonio
La grada se olvidó de lo sucedido en la Copa para centrarse en la reconducción de una tesitura peliaguda para todo el mundo.