Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Los leones sufren en el Dragon Khan
Los rojiblancos lo pasaron peor en el avión de vuelta que en el propio Ciutat de València
La normalidad regresó ayer a Lezama tras una jornada dominical cargada de emociones. El Athletic consiguió ante el Levante una victoria necesaria para evitar angustias clasificatorias. Su regreso a casa con los tres puntos en el bolsillo resultó, sin embargo, mucho más movidito de lo esperado.
Desde primera hora de la tarde se había especulado con la posibilidad de que el avión de los rojiblancos procedente de Valencia no pudiese aterrizar en Loiu debido al fuerte viento imperante en Bizkaia y alrededores. El vuelo, pese a todo, salió a la hora más o menos prevista. La situación empezó a complicarse a medida que se acercaba a su punto de destino.
Tras un intento por aterrizar en Loiu, el piloto desistió en el intento y optó por tomar rumbo con destino a Pamplona, donde acabó tomando suelo superadas las 23.30 horas.
Más de un jugador del Athletic lo pasó fatal en este particular Dragon Khan rojiblanco. El recorrido en autobús desde la capital navarra a Lezama sirvió para devolver la calma a los leones.
El encuentro frente al Levante también había tenido su particular montaña rusa. El Athletic comenzó el partido en plan dominador, perdió el control durante la recta final del primer tiempo y bastantes minutos del segundo y reaccionó tras el empate de los locales hasta certificar este importante triunfo. Ziganda y sus leones volvían a ganar en Liga casi dos meses después.
A los rojiblancos volvió a sucederles algo similar a lo experimentado en su anterior salida liguera a Riazor. Tras protagonizar un buen arranque y ponerse por delante en el marcador, el equipo bilbaíno pasó de dominador a dominado de manera incomprensible. El técnico navarro, tras muchos minutos de sufrimiento, optó por quitar a Aduriz para meter a Williams. Poco después, paradójicamente, llegó el empate provisional de los granotas.
El Levante insistió en su idea de buscar la portería de Arrizabalaga, pero se encontró a partir de ahí con un rival que disponía de un nuevo argumento a nivel ofensivo: la velocidad de Williams. Los de Muñiz empezaron así a sufrir en defensa, más aún tras el gol en propia puerta de Postigo. La incorporación de Saborit en sustitución de un agotado Susaeta también ayudó lo suyo a la hora de cerrar el encuentro
El regreso a casa fue una montaña rusa muy similar a la del duelo ante el Levante