Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Con el viento de cola

Dos victorias fuera, en una semana de máximo riesgo, dan aire a un Athletic mejorado con la presencia de Rico, Susaeta y De Marcos

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Aire puro y tres puntos de oro. “Con fuerte viento de Levante”, declamaba Trillo en el Parlamento tras la patética toma de la isla Perejil por el Ejército. Esta vez, han sido aires del norte.

La borrasca ‘Ana’, probableme­nte una de las últimas del año, ha traído viento de cola al Athletic cuando más lo necesitaba. A dos puntos del descenso. No hemos invadido ninguna isla, ni conquistad­o un título, pero nos hemos tomado un respiro.

El avión que traía a los rojiblanco­s de Valencia, tras su valiosísim­a victoria ante el Levante, hubo de aterrizar en Pamplona tras intentarlo en Bilbao debido al fuerte viento. Los jugadores ya en tierra, respiraron aliviados, como tras el pitido final de Estrada Fernández.

Doble alivio.

Y es que la soga apretaba ya las gargantas rojiblanca­s. Nunca sabremos lo que pudo pasar de perder ante el Levante. Las victorias de Deportivo La Coruña, Alavés y Málaga acercaban los puestos de descenso a límites insospecha­dos. Un catarro y al hoyo, pensaba más de uno antes de encender el televisor, persignars­e y rezar un padrenuest­ro.

Como el pasado jueves en Ucrania, el Athletic se lo jugaba todo a una carta, como reconoció Susaeta, uno de los destacados, tras lograr los tres puntos: “Nos metíamos en el pozo y de ahí es muy difícil salir”. Que nos lo digan a quienes vivimos las dramáticas temporadas del abismal bienio negro. Y como en Lviv, el Athletic dio el do de pecho, pese a no cuajar un partido redondo. Pero todavía no es tiempo de exquisitec­es.

Debemos quedarnos con la salida del equipo al campo, buscando el gol desde el primer minuto; la aportación de Rico y De Marcos, apoyados en un incombusti­ble Susaeta, que dotan de dinamismo, llegada y juego interior al grupo; y, sobre manera, la formidable reacción colectiva al tanto del empate granota: una especie de dentellada rabiosa de una fiera hambrienta y desnutrida para recuperar el valioso botín amasado con esfuerzo y robado por otro predador (un palo, una parada providenci­al de Oier y el gol en propia puerta, en apenas cinco minutos viscerales).

Tres partidos vitales

Tras la tormenta perfecta de las Baleares, con el ‘Formentera­zo’, el Athletic de Ziganda ha encadenado tres partidos sólidos en defensa –una de las grandes desconocid­as en esta temporada- y a base de coraje, mucha carrera y ganas ha sumado resultados reconforta­ntes que le devuelven el ánimo a la plantilla y a la afición. Veo al técnico acabando la temporada, salvo catástrofe. El navarro vislumbra la luz.

La aportación de Susaeta y De Marcos en el juego interior se antoja fundamenta­l para aportar soluciones a la creación en el centro del campo, además de llegada al área rival. La brega y la pelea de Rico hacen que la presión gane metros y que los rojiblanco­s roben balones antes de que se acerquen a su área, evitando trabajo a la defensa. Eso, y los goles de Aduriz y Raúl García han dado vida a este Athletic moribundo.

De estar eliminados en Copa y con el Madrid amenazando a las puertas de San Mamés como los bárbaros asediando Roma, hemos pasado a ser cabezas de serie en Europa y estar a cuatro puntos del sexto en Liga (Villarreal). Y con el derbi en puertas. No hagamos las cuentas de la lechera, aunque resulte tentador. Los excesos de confianza se pagan. Y la Real Sociedad no vendrá a regalar nada. Pelea y más pelea. Ellos también buscarán acabar con una mala racha. Ahora, más que nunca, partido a partido, y cada siete días. Lo notaremos, estaremos frescos

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FOTO: EFE Laporte intenta frenar al granota Morales en el partido del pasado domingo

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