Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
REGALOS POR ANTICIPADO
La expulsión de Jordi Amat, con penalti en contra y gol incluidos, dio vidilla a los leones El equipo bilbaíno sentenció al Betis en el Villamarín con un tanto en propia meta de Feddal Ziganda, al que algunos no querían ver comer el turrón, afina; pero
El Athletic recibió sus primeros regalos navideños con antelación. Esta vez ni siquiera tuvo que esperar a la llegada de Olentzero para desempaquetar los primeros presentes. Sevilla, dicen, es una maravilla.
Ziganda, pese al empeño y la insistencia de algunos, va a comer el turrón en el Botxo. En el banquillo rojiblanco. En un sitio al que ha llegado tras seis temporadas al frente de un Bilbao Athletic por el que pasaron un buen número de los que hoy son sus jugadores en el primer equipo.
El navarro conoce a la perfección el mundo del fútbol. Él, en su etapa de delantero, acuñó uno de los tópicos que más nos gusta repetir a los periodistas en determinadas coyunturas que valen lo mismo para un jugador que para un equipo: “Estoy en la de que no”.
Caparrós, otro de los que a su paso por el banquillo de San Mamés era sometido a juicio sumarísimo un encuentro sí y otro también, fue mucho más explícito a la hora de referirse al fondo del dicho de Kuko.
“El fútbol es rachero”, proclamó más de una vez el técnico de Utrera.
Martínez Munuera
El Athletic, volviendo al origen de la cuestión, se encontró en el Villamarín con algunos regalos inesperados. En el entorno verdiblanco incluían el arbitraje de Martínez Munuera en esta bolsa de presentes. Los entendidos en la materia, los ahora protagonistas de la moderna ‘moviola’, vinieron a coincidir, sin embargo, en el gran porcentaje de acierto del colegiado valenciano en las acciones más polémicas.
A Setién, Sarabia e incluso Pascua les sentó muy mal, entre otras cosas, la reacción de Laporte tras su rifirrafe con Jordi Amat. Los tres vinieron a coincidir en que la afición de San Mamés no toleraría un comportamiento como el del central zurdo, al que acusan de haber hecho cuento.
Con o sin razón al respecto, para gustos los colores, lo único realmente cierto en esta polémica es que el centrocampista verdiblanco reaccionó de una manera que no debía y que el árbitro estaba muy cerca de la jugada que supuso su expulsión, un penalti a favor de los visitantes y el 0-1 obra de Raúl García desde el punto fatídico. El regalo, por tanto, vino envuelto en verde y blanco en vez de en negro.
En ese fatídico minuto 34 del primer tiempo se esfumó buena parte de las opciones de triunfo del Betis. El Athletic, al que Herrerín para entonces había logrado salvar de males mayores en varias ocasiones, encontró petróleo en una incursión que parecía abocada a terminar con un saque largo de Adán. Un auténtico alivio, sin duda, similar o parecido al experimentado anteriormente en el momento en que Herrerín, otra vez Herrerín, metió una mano prodigiosa para impedir que el balón rebotado en De Marcos acabase en el fondo de su portería. ¡Más madera para el debate sobre la conveniencia o inconveniencia del VAR!
Otro de los regalos importantes recibidos en el Villamarín por los leones vino envuelto en forma de autogol. Los locales apretaban en busca del empate cuando De Marcos centró por su banda y Feddal, en su intento por desviar fuera el balón, batió de cabeza a su propio portero. El choque quedaba así visto para sentencia a cuatro minutos para su final.
De fútbol, más bien poco
El Athletic vino a hacer del pragmatismo uno de sus mejores virtudes. Ziganda y sus pupilos eran sumamente conscientes de la importancia de estos tres puntos en litigio y focalizaron sus acciones hacia la consecución del triunfo. El fútbol, la calidad del fútbol, volvió a quedar relegada a un segundo plano.
Tampoco es que sea como para volverse locos porque del equipo de Valverde también se decía que no jugaba a nada la pasada temporada. Sí, sí. Ese señor entrenador que ayer, sin ir más lejos, firmó con su Barça un 0-3 en el mismísimo Bernabéu estaba cuestionado por ciertos sectores en Bilbao y alrededores.
A Kuko, claro está, este posicionamiento crítico no le pilla de nuevo. Él hace todo lo que puede para compaginar de una vez por todas resultados y juego, pero de momento seguimos a la espera. San José, visto lo visto, no es el problema