Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Las culpas, a partes iguales
Nos movemos en una sociedad de extremos. Parece que siempre es blanco o negro. Los grises no aparecen. Hay que posicionarse de un bando. En la vida, en el deporte y en el Athletic. Es cierto que el fútbol perdería su esencia sin su toque pasional, sin embargo no conviene pasarse de frenada. En un lado del ring aparece Josu Urrutia. En el otro, Kepa Arrizabalaga. Así se está vendiendo. Héroe y villano. Pongan el ‘apellido’ a quien deseen.
La información escasea debido al hermetismo reinante y la poca que existe procede de versiones interesadas. El miércoles tomó la palabra el presidente en Ibaigane. Ahora lo ideal sería escuchar al portero. Hoy mejor que mañana. Me inclino a pensar que ninguno de los bandos ha actuado del todo bien en el proceso negociador, han tenido sus momentos. Las culpas, a partes iguales. Algo se ha hecho mal para llegar al 29 de diciembre sin una solución. La película viene de tiempo atrás. ¿Se sintió Kepa bien cuidado cuando tuvo que salir cedido a Ponferrada y a Valladolid? Entonces ya estaba más que asentado en la selección española sub’21. ¿Valoró el Athletic lo suficiente al de Ondarroa en los primeros movimientos de la negociación? A veces hay que salirse de la hoja de ruta marcada para renovar a todos los canteranos. Sobre todo ante casos extraordinarios. El club bilbaíno quiso marcar los tiempos y le ha explotado. Si el guardameta se queda no habrá sido por mérito de la directiva. Aceptar todas las demandas de la otra parte después de 15 meses suena a medida desesperada.
¿Por qué esta demora del meta?
A Urrutia no le gusta hablar de estratégicos pero en Ibaigane dejó la coletilla de que Kepa “prácticamente no era titular” cuando empezaron las conversaciones. Matizar que no lo era porque se dio una situación en la que se juntaron tres arqueros en la plantilla. Se le ha achacado al presidente que no dijo nada en su comparecencia. Poco podía avanzar si la idea del Madrid es pagar la cláusula. La pelota ha salido desde la banda y Kepa puede blocarla o despejarla de puños. La sensación es que la va a mandar al centro del campo.
Con todo lo que pedía sobre la mesa, no se entiende la demora del ondarrutarra. Sí o no. Es muy sencillo. Se le pide claridad y honestidad. No con la junta directiva, sino con los socios y con los aficionados rojiblancos. Con este impasse, Kepa únicamente transmite la sensación de querer estirar el chicle para seguir jugando y para resguardarse de las críticas que recibieron otros al marcharse de Bilbao. Una postura que es entendible, pero que tampoco ayuda a quedar bien con la masa. Siendo malpensado se me viene una pregunta a la cabeza. ¿Ha querido renovar Kepa en estos últimos meses?
Urrutia señaló que no hay “una puerta cerrada”. Pero no responder, en ocasiones, es ofrecer una contestación. El silencio dice muchas cosas. Tampoco sería justo cargar las tintas contra Bahía. Una agencia que solo busca el máximo beneficio. Su objetivo no es dañar a los clubes, lo que busca es mover sus productos. Al margen de que la última palabra siempre le corresponde al representado. En este caso, a Kepa.
Se resuelva como se resuelva, lo que está claro es que el Athletic va a jugar todos sus partidos con un portero. La marcha de Kepa supondría uno de los mayores golpes que ha sufrido Lezama en toda su historia y habría que meter el bisturí para analizar los motivos, pero si hay una posición bien cubierta en estos instantes es la portería. Iago Herrerín está deslumbrando. Por detrás aparece Unai Simón .Y Remiro está haciendo la ‘mili’ en Huesca. El de Cascante acaba contrato en 2019 y nadie habla de él. Por comentar