Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Vasos comunicantes
Lo que ha pasado esta semana en la Copa confirma la ya confirmadísima teoría de los vasos comunicantes. Es física pura. Barça y Real Madrid suben y bajan acompasados, retroalimentando una rivalidad que se podría pesar en una balanza de precisión. Ahora es el Barça el que está arriba y aspira al Triplete, pero pocas materias son menos exactas que la ciencia del fútbol. Si lo dudan, piensen cómo estaban unos y otros hace solo cinco meses. A finales de enero el panorama es inversamente proporcional al de finales de agosto. Una locura que hace del fútbol un deporte adorable. Eso sí, háganme caso. Por muy muerto que parezca el Real Madrid, por mucho fracaso que pregonen, no se fíen. Esperen unas semanas. La Champions es su único clavo ardiendo y, no nos engañemos, es la competición que mejor se les da y la que anula a las otras. Puntúa doble. M ientras esperamos los octavos, los culés deben disfrutar el momento. Como ayer contra el Espanyol. El Barça se llevó el derbi jugando de más a menos, sabiendo controlar el aspecto emocional al final y remontando la derrota de Cornellà-El Prat que tanto escoció en el vestuario. Aleix Vidal se sumó al 10 de gala como arma secreta del Txingurri y no les salió mal el plan de abrir el campo y ganar profundidad en la primera parte. Todo es más fácil con este Messi sublime y muy enchufado, con este Suárez en racha y, mirando hacia el futuro, no puede haber mejor noticia que, en plena dinámica ascendente, se incorpore la magia de Coutinho, el hombre que debe dar descansos de lujo a Andrés Iniesta. Ayer el brasileño ya enseñó la patita, asociándose con sus nuevos compañeros como si lo hubiera hecho toda la vida. Valverde debe aprovechar este regalo para consolidar el crecimiento de un equipo que ha pasado de ganar sin brillantez a ganar con fuegos artificiales. El reto es estar así, o mejor, el 20 de febrero en Stamford Bridge