Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Lezama y sus Asterix contra los majaretas
El aficionado del Athletic vive de sobresalto en sobresalto de un tiempo a esta parte. Cuando respiraba aliviado por la inesperada renovación de Kepa llegó un nuevo ‘bombazo’ en forma de intención de pago por parte del Manchester City de los 65 millones de la cláusula de rescisión de Laporte. Pronto le quedó claro además al hincha que el central zurdo no pensaba dar otra vez calabazas al laureado Pep Guardiola. Y en esas estamos.
La irrupción de jeques, grandes empresarios y fondos de inversión de todo tipo da una nueva dimensión al mundo del fútbol. La pelota pasó a un segundo plano golpeada sin ningún tipo de miramiento ni rubor por los intereses propios de los nuevos amos del balón, televisiones incluidas. El pulpo es aceptado como animal de compañía porque así lo dictan estos mandamases que lo más redondo que habían visto hasta hace poco era una tableta de chocolate.
En Bizkaia, mientras tanto, la irreductible aldea de los ‘galos’ trata de protegerse como puede de las cada vez más violentas sacudidas de estos romanos de traje y corbata. Lo habitual en época de sequía económica era traspasar al Asterix o Obelix de turno para mantener al resto del ejército en pie, proceder a las pertinentes obras de mejora y conservación del poblado y, llegado el caso, reforzarse con algún otro ‘aldeano’ de las poblaciones limítrofes. Aquel paisaje más o menos idílico pasó a mejor vida hace ya años. La actual coyuntura futbolística y social poco o nada tiene que ver con la de entonces. El Athletic es prácticamente el único club del mundo que se mantiene fiel a su centenaria filosofía con el discurrir del tiempo.
En las arcas de Ibaigane hay ahora dinero de sobra como para invertir en infraestructuras y nuevas instalaciones, adecuar las fichas de los jugadores a los tiempos que corren, atender los pagos sin ningún tipo de ajuste de cinturón... El club, a diferencia de tiempos pasados, no necesita vender para subsistir. Su gran problema radica en que los nuevos amos del circo romano disponen de músculo económico y deportivo suficiente como para tentar a los leones más destacados del momento e incluso llevárselos. No todos, eso sí, acaban cayendo en sus garras.
Lezama, Lezama y Lezama
Al Athletic no le queda otro remedio que invertir, a todos los niveles, en la propia aldea para seguir combatiendo con ciertas garantías. Se trata de que cuando el entrenador del primer equipo se vea sometido a una coyuntura deportiva como la actual, el responsable de la fábrica rojiblanca le proponga de inmediato soluciones fiables existentes dentro de la propia casa. “Que el City se encapricha de Laporte, tranquilidad. En el Bilbao Athletic tienes a este central zurdo, en el Basconia a este otro, fuera tenemos cedido a uno o dos más”.
A este club no le ha ido nada mal tirando de su cantera. El recambio y ajuste de piezas suele limitarse a una simple cuestión de tiempo y confianza. Diferentes por filosofía, por creencia, por convicción. Igual en vez de mirar hacia fuera habría que ver qué es lo que hay dentro y actuar en consecuencia. Todo pasa por Lezama porque “estos romanos están majaretas”