Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
El orgullo de un pueblo
Hoy en Bilbao, a buen seguro, se seguirá hablando del pobre partido del Athletic el domingo en Montilivi. Unos continuarán en su particular cruzada contra Ziganda, otros apuntarán en dirección a determinados jugadores, algunos anunciarán el apocalipsis en clave rojiblanca y los menos realizarán un llamamiento a la calma, al sosiego. A l fútbol, habrá que convenir, lo que es del fútbol. En Bilbao o en cualquier otra parte del planeta. Las derrotas se llevan de forma más o menos parecida en todos los sitios. N o sé si los aficionados a este deporte habrán reparado o no en un hecho de gran importancia acontecido en la lluviosa tarde del domingo en Girona. Yeray , un joven futbolista enfrentando a una dura batalla contra un tumor testicular, regresaba a la competición tras haber derrotado por segunda vez prácticamente consecutiva al maldito cáncer. ‘No hay más preguntas, señoría’, que diría el otro. D emostró el Athletic en aquellos duros momentos por qué es más que un club. A nivel de institución, de plantilla, de afición. Al central de Barakaldo le quedó pronto muy claro que no iba a esta solo en este combate. El apoyo trascendió incluso de las fronteras de Bizkaia. I mpresionante también el detalle de sus compañeros de equipo de raparse prácticamente al cero para ‘solidarizarse’ con su amigo. Detalle que traspasó fronteras y que fue aplaudido mundialmente. Detalle que ayer fue justamente premiado y reconocido por este diario. A las duras y a las maduras. El Athletic lleva a gala ser el orgullo de un pueblo. Ayer, pese al reciente 2-0 de Girona, cualquier rojiblanco pudo sentirse orgulloso de sus leones. Los compañeros y amigos de Yeray. La cuadrilla