Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Los cambios en el tintero de Ziganda

El de Girona es el quinto partido de Liga en el que Kuko no agota las sustitucio­nes

- Ainara San Cristóbal Bilbao

Uno de los dos grandes argumentos que esgrimió José Ángel Ziganda para defender el cambio de sistema decretado para la visita del Athletic a Montilivi fue la obligación del entrenador a actuar cuando no le gusta cómo están marchando las cosas en su equipo. “Veníamos de un pequeño desastre ante el Eibar y algo había que hacer”, espetó nada más caer.

Ese deber de mover ficha para intentar cambiar la dinámica no lo aplicó, sin embargo, durante el desarrollo del encuentro ante el Girona, donde volvió a dejarse un cambio en el tintero a pesar de que los leones caían por 2-0 desde el minuto 64. Probableme­nte, porque para ese momento ya se había quedado sin recursos ofensivos en el banquillo tras haber quemado sus naves con la doble entrada de Aduriz y Susaeta dos minutos antes del segundo tanto catalán.

No es la primera vez que el técnico de Larrainzar renuncia a su derecho de agotar los tres cambios para tratar de incidir de alguna forma en el transcurso de un partido. El pasado domingo fue la quinta vez que ocurría en las 22 jornadas de Liga que se llevan hasta el momento, de manera que Kuko se ha dejado al menos un cambio en el tintero en el 22% de los encuentros que ha dirigido al Athletic en el campeonato de la regularida­d.

Tres de ellos acabaron en derrota: la visita a Mestalla (3-2), la cita con el Barça de Valverde en San Mamés (0-2) y la ya comentada salida a Montilivi. También se reservó una sustitució­n en la ajustada victoria de Ipurua (0-1), donde las paradas salvadoras de Kepa a Kike García preservaro­n los tres puntos, y dos en Riazor (2-2), donde solo incorporó a Raúl García desde el banquillo. Un movimiento, además, forzado por el percance físico sufrido por un De Marcos que reaparecía en aquel encuentro tras la lesión que sufrió en el estreno liguero ante el Getafe.

A este lote, habría que añadir el compromiso de ida de los dieciseisa­vos de Copa, que se saldó con un decepciona­nte empate ante el Formentera (1-1). En aquella ocasión, como ocurrió en Girona, Ziganda se había quedado sin recursos ofensivos para tratar de completar la voltereta. Ya había tiró de Raúl García, autor del empate, y del cachorro Muñoz, y solo le quedaban las opciones de Bóveda e Iturraspe, además de Herrerín, en el banquillo. Conviene recordar que la convocator­ia era de 16.

Sin recursos ofensivos

En Motilivi, en cambio, la lista era de 18, pero el marcado carácter defensivo que trasladó el preparador rojiblanco a la hora de confeccion­ar su convocator­ia limitó las posibilida­des ofensivas a la hora de buscar soluciones sobre la marcha. Hay que tener en cuenta que, tomando como referencia el derbi ante el Eibar de la jornada anterior, Ziganda dejó en Bilbao a dos atacantes -Córdoba y Sabin Merinopara incorporar a dos defensas -Iñigo Martínez y Andoni López-.

Partiendo de su conservado­ra apuesta en el once titular, con cinco defensas, cuatro centrocamp­istas interiores e Iñaki Williams prácticame­nte como única baza para el ataque, la única opción que le quedó para tratar de equilibrar la desventaja en el juego y en el marcador durante el transcurso de la cita en Girona fue recuperar su sistema habitual. Lo hizo pasada la hora de partido, con la entrada de Susaeta y Aduriz por Núñez y Beñat. Pero dos minutos después llegó el 2-0. Y en el banquillo solo le quedaban un portero (Kepa), dos zagueros (Saborit y Etxeita) y dos mediocentr­os de corte defensivo (San José y Vesga)

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FOTO: JUAN ECHEVERRÍA Casi una costumbre Ziganda renunció en Montilivi a realizar un tercer y último cambio

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