Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Rumbo a una final sin sede
La recién y emocionante jornada de Liga que hemos vivido nos proyecta a la Copa del Rey con dos semifinales todavía muy abiertas. Los resultados obtenidos en los partido de ida sugieren como favoritos, sobre el papel, a Sevilla y Barça. Aunque, como siempre, el fútbol nos puede deparar sorpresas, aquellas que hacen de este deporte algo imprevisible.
El Valencia sigue presentando algunas bajas. La más importante de ellas, sin duda, es la de Guedes, su jugador revelación, que ha demostrado ser tan asistente como goleador y que por ahora parece que no llegará en las mejores condiciones a la cita intersemanal. Sobre la semifinal podemos esperar que el último partido de Liga haya dejado algunas secuelas en los chés, que salieron derrotados del Wanda pese a merecer por su juego defensivo un empate. Ya son tres derrotas consecutivas las del Valencia, pero estoy convencido de que en el seno valencianista todos piensan que en Mestalla todo será distinto. La realidad es que solo deben superar una victoria por la mínima, aunque para ello será necesario que deban descubrirse tácticamente para presionar algo más arriba de lo que ellos están acostumbrados. Eso, a menudo, puede significar dejar muchos espacios atrás en defensa, un riesgo que habrá que ver si deciden tomar.
El Barça ya demostró que quiere estar como sea en esa final. Valverde sentó a Messi, Rakitic y los laterales frente al Espanyol, señalando así su objetivo prioritario: tener a su disposición el mejor equipo, descansado y mentalizado para jugar en Mestalla. En cuanto a variaciones tácticas, la baja de Piqué podría crear dudas en línea defensiva y quizá eso significará alterar el centro del campo. Pero veo a este Barça maduro y consistente para superar esta baja. La velocidad de los atacantes será determinante para aprovechar los mencionados espacios. Sería un partido ideal para Dembélé –seguro que Valverde también lo piensa– pero todavía no estará disponible para la ocasión.
A ambos equipos solo les separan 90 minutos de una nueva final, coyuntura que invita a augurar un excitante partido en el que puede haber de todo y en el que probablemente el que gane acabará siendo el más firme candidato a ganar la final de la Copa del Rey que, por ahora, sigue sin sede confirmada