Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Reset obligatorio
La sombra del fin de ciclo planea sobre el Athletic. Con Ziganda desahuciado públicamente por su presidente y en el terreno de juego por sus jugadores, casi todo el debate instalado en la masa social gira entorno al siguiente proyecto deportivo. Aferrado a los estatutos, Urrutia no se plantea otra que gestionarlo él mismo hasta el último día de su mandato, abocando al Athletic a una segunda temporada de transición y fichando a un entrenador para una temporada, como mucho.
El último entrenador de la era Urrutia conviviría durante la segunda vuelta de la próxima temporada con un presidente ganador de las elecciones y con otro técnico como cabeza de cartel de su nuevo proyecto. No hace falta remontarse mucho en el tiempo para recordar como acabó Valverde en su primera etapa con Lamikiz en Ibaigane deseoso de cambiarle por Mendilibar. Todo empieza y acaba en Urrutia. Debería convocar elecciones en junio para que el club pueda resetearse con un nuevo proyecto a medio-largo plazo. Sin hipotecas ni cortapisas.
Son muchos los que le exigen a Ziganda la dimisión, a sabiendas de que el presidente no la ’forzará’ hasta junio. En la hemeroteca de recientes dimisionarios aparecen Jabo Irureta “tras consultar (el presidente Arrate) a sus directivas y a varios jugadores emblemáticos de la plantilla, lamentando una vez más la beligerancia del entorno que ha rodeado sus nueve meses de gestión en el Athletic”. Y Luis Fernández con un año de contrato y renovado por Arrate, quien “comunicó la renuncia del técnico a continuar la próxima temporada”. Ni Amorrortu (como interino) ni Rojo (como relevo) mejoraron en exceso a sus antecesores. El cumplimiento forzoso de un mandato caduco y agotado precipita al club, en ocasiones, a un final aún peor. El actual caso Urrutia-Ziganda recuerda mucho al de Arrate-Luis Fernández hace casi 20 años, ambos unidos por contrato hasta fin de mandato pero sin llegar a término. ¿Es obligatoriamente necesario volver a arriesgarse?