Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Argentina echa de menos a Messi, pero resuelve
Buffon fue el mejor italiano y Caballero le replicó manteniendo a flote a la albiceleste en sus peores momentos
Leo Messi es el distinto. Desde ahí es todo distinto en Argentina sin Messi. Le alcanzó para ganar a Italia por una jugada repleta de calidad de Ever Banega, toque y zurdazo como en sus mejores noches, que parecían lejanas en la selección y volvieron en Manchester. Y después, con Italia abierta atrás, con un lindo gol de Lanzini. Antes y después, Sampaoli probó algunos jugadores. Pero fue todo diferente porque no pudo testar sociedades con Leo, que por una pequeña molestia ni al banco de suplentes fue. Igual Lo Celso aprovechó que el ‘10’ le dejara su lugar en la casa de Guardiola. Y Lanzini mejoró su versión con el 2-0.
Volvió Higuaín a Argentina, pero no pudo tener el desahogo de un gol. Lo ahogó justamente ese monstruo eterno que es Buffon. El arquero de Italia jugó en su nivel, fue figura, además de ordenar a los gritos a los nuevos. La leyenda italiana impidió que en el primer tiempo Argentina ya mandase en el marcador. Intervino en un cabezazo de Otamendi, en una subida de Tagliafico en cuanto encontró el carril izquierdo para mejorar una primera parte de poco fútbol y en un mano a mano con el ‘Pipita’ tras pase sensacional de Higuaín.
Responde Caballero
En el otro arco también le sacó jugo Wilfredo Caballero a la primera prueba. Tras el descanso, Italia salió como revolucionada y Argentina pasó sus peores minutos. Tras un error de Inmobile solo ante puerta como primera acción de la segunda parte, el meta albiceleste evitó hasta en cuatro ocasiones que Italia abriese el marcador: tres a remate de Inmobile, con una gran asistencia de Verratti en una de ellas, y otra en un disparo de Candreva.
Los cambios devolvieron el dominio a Argentina. Marchó Verratti y a Italia se le apagó la poca luz que tenía. Argentina, por su parte, respiró y recuperó brillo con la entrada de Banega, que fue el autor del 1-0, aunque buena parte del mérito hay que atribuirlo a Lanzini, que robó en zona de creación italiana y combinó con Banega, quien tras un tuya-mía con Higuaín, se presentó en la frontal del área y lanzó un disparo raso y seco que fulminó a Buffon.
Italia se abrió en busca del empate, pero con poca frescura. Lo que hizo fue descomponerse y permitir que Argentina jugara al intercambio de golpes. Tras una intervención de Buffon, la jugada posterior italiana acabó en pérdida y en una contra de tres argentinos contra dos zagueros italianos. Condujo Higuaín, que cedió a su izquierda a Lanzini para que colase el balón por la escuadra.
El 2-0 dice de Argentina un poco más de lo que fue en realidad (Di María, lo mejor), pero no deja de ser una inyección de autoestima, sobre todo teniendo en cuenta que no jugó Leo Messi, el futbolista irrepetible, el que tiene que conducir a Argentina en el Mundial. El partido no fue en juego lo que anunciaban los nombres: un clásico de cuartos de final de Mundial. Tomó emoción al final con los goles. Por eso la gente a cada rato gritaba “Messi, Messi”. Él es el distinto que habría hecho distinta esta noche. El martes, España
Partido notable de Di María, golazo de Banega y sentencia de Lanzini a la contra