Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

“La patada al palo fue un momento de rabia contenida”

Raúl García expresa la frustració­n que sienten los leones cuando las cosas no salen como se espera de ellos

- Ainara San Cristóbal Bilbao

Esta temporada no está siendo fácil de llevar para nadie. Ni para la afición, que viene mostrando su descontent­o con repetidas pitadas y pañoladas en los últimos partidos de San Mamés, ni para Kuko Ziganda, el principal foco de las críticas, ni para los jugadores, frustrados por no ser capaces de ofrecer su mejor versión sobre el verde.

Los leones, en contra de lo que algunos puedan pensar, no viven en una burbuja. Sufren, y mucho, cuando las cosas no les salen como todos esperan de ellos. Una procesión que suele ir por dentro, pero que en ocasiones aflora de forma espontánea. Como le ocurrió a Raúl García nada más marcar el primero de los dos goles con los que tumbó al Leganés hace un par de semanas. En vez de correr a celebrarlo junto a sus compañeros con la alegría desbocada que produce perforar la portería contraria, lo que le salió fue una patada llena de furia que hizo temblar el palo de la meta pepinera.

“Es la sensación que llevamos dentro. La gente no se da cuenta de que somos personas, de que trabajamos al máximo cada día, que intentamos ser responsabl­es con lo que toca, pero no sale lo que uno quiere. Juegas un partido, hay un rival, tienes tus propias sensacione­s y no se valora eso. El aficionado quiere que estés siempre bien y es muy difícil. Hay momentos de rabia contenida que te salen y ese es uno de esos momentos”, explica el navarro en ETB.

Ahora que vienen mal dadas, es cuando más necesitan sentir el apoyo de la hinchada. “Exigir nosotros al aficionado suena mal, parece que el que tiene que exigir es el aficionado al futbolista, está montado así; pero también hay que decir la verdad, el equipo siempre ha necesitado de la afición, de la gente que ha tirado para delante, que ha apoyado, que nos ha dado ese cariño cuando más lo ha necesitado”, subraya, antes de añadir que “cuando las cosas van bien, todo es más fácil para todos, todo el mundo parece más orgulloso de su equipo, tendría que ser siempre igual”. “Nosotros tenemos que propiciar que la gente se sienta así, pero no está de más decir que nos gusta que nos ayuden”, insiste.

Un alto listón

La razón principal del profundo desencanto que se ha instalado en Bilbao, a su juicio, es que “el equipo viene de una racha de temporadas muy buenas, el nivel de exigencia es máximo y en el momento que bajas un poc la gente está acostumbra­da a lo que ha visto.”. “El equipo no juega bien, no hemos podido realizar lo que a nosotros nos gusta, la gente se ha acostumbra­do a lo bueno y ahora viene mal dadas, algo que en el fútbol puede pasar”, apostilla.

Las lesiones de jugadores importante­s o la marcha de Aymeric Laporte sirven de justificac­ión hasta cierto punto, porque recuerda que la pasada campaña ya se vieron señales de alarma: “Las cosas vienen como vienen, no se pueden planificar ni prever; pero está claro que en un equipo como el nuestro cuando hay bajas el recambio no llega. Somos 20 o 22 futbolista­s. Cuando un jugador titular entre comillas se lesiona, el equipo lo tiene q notar. Pero no sirve de excusa. Ya el año pasado el equipo no estaba jugando bien. Todos sabemos de la dificultad que tiene competir por Europa con clubes que cada año pueden traer el jugador que quieran”

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FOTO: EFE Efusiva celebració­n Raúl García descargó toda su rabia acumulada contra el poste tras marcar el primer tanto al Leganés

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