Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

“TENGO CUERDA PARA RATO”

- Germán Melero / Donostia

Uno de los iconos históricos de la pelota a mano, Aimar Olaizola (Goizueta, 1979), cumple mañana 20 años como profesiona­l. Dos décadas llenando frontones y ganando por sistema: 16 txapelas oficiales decoran el palmarés de un delantero que ha marcado una época. El navarro atiende a MD con simpatía, nada más terminar un entrenamie­nto en el Atano III de Donostia. Estuvo el domingo viendo ‘in situ’ la final del Parejas. ¿Le entraron ganas de saltar a la cancha? Sí, es normal. Nos quedamos a las puertas de entrar en la final y fue una pena no clasificar­nos después del Campeonato que habíamos hecho. ¿Se vio campeón?

No, en ningún momento. Tuvimos la suerte de ganar los dos primeros partidos de semifinale­s, jugando muy bien, pero al final se nos torció todo. El tercer partido (contra EzkurdiaZa­baleta, 7-22) no fue bueno. En mi caso, el peor de todo el Torneo. Nos ganaron fácil. Supe en todo momento que iba a ser complicado ganar las txapelas. Turno para el mano a mano. ¿Cómo llega?

Quiero disfrutarl­o, pero eso sí, teniendo claro que si me viera mal, yo mismo rechazaría entrar en el Campeonato, sobre todo porque después de 20 años no creo que tenga nada que demostrar. Yo mismo sería el primero en renunciar, pero me veo con opciones. Nunca le ha molestado estar en la lista de favoritos.

He estado así muchos años. El pelotari tiene que saber jugar con eso. Siempre lo he pensado. Si el pelotari quiere ser figura, tiene que saber jugar los partidos de mayor exigencia. El mano a mano es el Campeonato al que más importanci­a da la gente y el pelotari también. Pero yo creo que tenemos que dar el nivel durante 12 meses. Ten en cuenta que el Manomanist­a dura ocho semanas. Luego hay más torneos oficiales y aparte están los compromiso­s con la empresa, las ferias de verano... Hace 20 años que debutó. ¿Impone la cifra?

Por una parte es una buena señal y por otra, mala porque significa que el tiempo pasa. Mi primer objetivo era debutar bien y luego ganar alguna txapela. Con tantas que he podido conseguir, el tiempo se me ha pasado muy rápido. ¿Se acuerda del debut?

Sí, sí. Era en Lekunberri. Jugué con Alberdi contra Soroa-Irigoyen. Fue muy especial. Había mucha gente del pueblo, muchos también de alrededor. Tengo grabado en la cabeza que el día anterior nevó un montón y que hubo muchos problem as para ir al frontón. Es un día que siempre se me quedará en la cabeza. Todo el mundo no debuta a los 18 años.

No, pero bueno, fue la época en la que acababa de salir Aspe y la empresa cogió a muchos pelotaris que sólo estaban entrenando. Un técnico de Asegarce me hizo una oferta, pero decidí ir a Aspe con mi hermano (Asier Olaizola). Cambié pronto: dos años más tarde. ¿Ha cambiado Olaizola II dentro del frontón?

En cuanto a comportami­ento y todo eso, no. Cada uno es como es. En la manera de jugar sí he cambiado. Antes estaba sólo Titín III entrando siempre de aire, pero los demás jugábam os a bote y el juego se hacía mucho más lento. Llevamos bastantes años con un ritmo muy rápido.

Cuando Asegarce le renovó, dijo que esperaba que no fuera su último contrato. Teniendo en cuenta que sólo me quedaba un año, estoy muy agradecido a la empresa. Me ofrecieron otros dos. Siempre me han tratado de diez. Es como si fuera una segunda familia para mí. De momento, el objetivo es seguir jugando. Por ahora me encuentro bien. Las combinacio­nes no han cambiado demasiado y eso es buena señal. Tengo cuerda para rato.

¿Es mejor ahora que cuando empezó?

Bastante mejor. Cuando veo partidos que jugué a principios de década me doy cuenta de que jugaba de una manera completame­nte diferente: siempre a bote. Como hemos hablado antes, ahora se juega más rápido y yo creo que me ha favorecido. Antes no pensaba que fuera a ganar ninguna txapela mano a mano.

¿También ha cambiado su forma de prepararse?

No, no, en ese aspecto siempre he sido un poco maniático y muy profesiona­l. No he cambiado nunca mis entrenamie­ntos ni mi preparació­n física. La alimentaci­ón también es vital. Hay que ser profesiona­l dentro, pero también fuera de las canchas. ¿Con cuál se queda de todas las txapelas que ha ganado?

Las dos primeras del Manomanist­a, en Segunda y luego en Primera, fueron muy especiales. En esta iba perdiendo 18-7 o así contra Irujo, aquí en Donostia.

La última fue en 2016. ¿Mucho tiempo sin una?

Sí, se echa de menos. Me hace ilusión ganar más. Mano a mano lo veo complicado, pero dentro del cuatro y medio o a parejas todavía me veo con opciones. Es complicado eh, no tengo el golpe que tenía antes y hay muchos pelotaris muy buenos y las lesiones siempre están ahí. Influyen un montón de cosas.

¿Le gusta que le entreviste­n? ¿Le ha solido tratar bien la prensa? Nunca he tenido ningún problema, siempre me he sentido respetado por todos. Siempre he dicho que la Prensa, la televisión, es muy importante para el mundo de la pelota. Como es normal, hay veces que unos comentario­s no te gustan, pero eso es ley de vida.

¿Atiende a las crónicas de sus partidos?

No. Antes los solía ver, pero desde hace seis años que no enciendo la tele para verme. Y cuando juego yo, desconecto de la prensa escrita

He conseguido ganar tantas txapelas que todo este tiempo se me ha pasado muy rápido”

El día anterior a mi debut nevó un montón y la gente tuvo muchos problemas para ir al frontón”

Un técnico me hizo una oferta para debutar como profesiona­l en Asegarce, pero decidí ir a Aspe con mi hermano”

Soy bastante mejor ahora que cuando empecé porque el juego se ha vuelto más rápido y me favorece”

Cuando juego yo, desconecto de la prensa desde hace unos seis años y en mi casa está prohibida”

Siempre que puedo me voy a cazar en la temporada de becada y me gusta adiestrar a los perros en el monte”

totalmente. Hay comentario­s que, aunque sean verdad, te influyen. Lo que pasa es que siempre hay algún amigo o familiar que se entera. En mi casa, prohibido.

Ha llenado frontones usted solo. ¿Qué significa?

Es que ha habido una época larga en la que hemos jugado Irujo y yo y la gente acudía al frontón sólo por eso. Nunca me he quejado, siempre he

tenido tendencia a traer gente y eso es muy importante también para la empresa porque le conviene que se llenen las gradas. ¿Recuerda algún festival con ambiente hostil?

En el Labrit, hace dos años o así. Fue por el tema de las muñequeras. Nos dijeron que no teníamos que dárselas a los críos al final de los partidos, no les dí la mía porque encima se la tenía

reservada a un chaval con discapacid­ad y de repente veo que una kuadrilla de unos 20 tíos me empieza a gritar y silbar. ¡Pues al final, le tuve que dar una muñequera a uno de los críos! ¿Sigue practicand­o la caza?

Sí, sí, siempre que puedo. Lo que me gusta es la becada y dura tres meses, así que además me voy al monte a andar con los perros. Me gusta

adiestrarl­es y hacer camadas porque luego me compran cachorros. Vive en Hondarribi­a. ¿Es conocido en el pueblo?

Bueno, tampoco hago mucha vida por ahí, pero sí, al final, salir en la tele y eso influye. Y fuera de Euskal Herria siempre hay algún vasco que te conoce. Eso me parece muy bonito. ¿Dónde le ha pasado?

En Argentina y en Uruguay

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 ?? FOTO: UNCITI ?? Aimar Olaizola posa para Mundo Deportivo en las butacas de cancha del Atano III de Donostia. En la imagen intercalad­a en la entrevista, entra a bote en uno de sus primeros partidos
FOTO: UNCITI Aimar Olaizola posa para Mundo Deportivo en las butacas de cancha del Atano III de Donostia. En la imagen intercalad­a en la entrevista, entra a bote en uno de sus primeros partidos

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